Estas lomas y camellones ancestrales, que hasta hace poco tiempo fueron consideradas como tecnologías atrasadas, o primitivas, sin embargo son sistemas apropiados para los pequeños productores vulnerables que se asientan en la llanura inundable del Beni, y precisamente con las inundaciones y sequias provocadas por el cambio climático han demostrado su importancia, siendo necesaria su construcción y recuperación con una planificación cuidadosa y el aporte conjunto de técnicos y campesinos amazónicos. La tecnología de construcción de las lomas se presenta como una buena alternativa para contrarrestar las inundaciones cíclicas y posibilitar el desarrollo de las pampas inundables del Beni.
Para algunos agrónomos formados en las escuelas Americana, Europeas y aun hasta por técnicos formados en el país, que piensan en los términos de la “Revolución verde” con métodos agrícolas mecanizados, la mayor parte de la pampa amazónica es considerada como no apta para la producción agrícola y solo tendría potencial para la ganadería, sin embargo esta actividad también es amenazada por las inundaciones cíclicas, por lo que solamente podría ser utilizable después de grandes inversiones de capital para drenarla, irrigarla y luego fertilizarla con insumos químicos.
Los pobladores moxeños actuales, todavía utilizan sus bioindicadores y pronósticos locales de base ancestral, que para el caso de la amazonia, se refiere el caso de Santa Ana de Yacuma (Beni), donde los pequeños productores informaron sobre un bioindicador local que en los últimos años tiene cambios notorios, es el caso de un caracol que vive en los árboles a las orillas de los ríos amazónicos, que meses antes del problema de la inundación catastrófica (2009-2010) comenzó a ascender en el tronco de los árboles y establecerse a mas de 2 metros sobre el nivel de base local, esta señal indicaba inundación y así ocurrió con los daños catastróficos conocidos.
Los mismos bioinformantes reportan que sus observaciones para la campaña (2011-2012), el caracol desde el pasado año a comenzado a descender de los árboles y actualmente se ha establecido a poco más de 1 metro sobre el nivel de base local, pronosticándose que los ríos de la zona presentaran altas crecidas estacionales calificadas como normales y tal vez algo mas, pero no inundaciones catastróficas. SEMENA con sus datos hidrológicos y pronósticos les está dando la razón.
Mario Ávila Suárez es el caso de un ganadero progresista del Beni propietario de la hacienda “Ceilán” que combina y aplica conocimientos, que son el producto de la simbiosis de los conocimientos y tecnología ancestral y los conocimientos modernos, para contrarrestar y disminuir los riesgos de las inundaciones estacionales propias de la sabana tropical.
En su propiedad, en base a los patrones ancestrales moxeños, ha construido camellones y terraplenes en donde se asientan sus establos, casa de servicio y una pista de aterrizaje, con lo que disminuye los riesgos de las inundaciones; además en base a los pronósticos locales de base ancestral y la información meteorológica obtenida con instrumentos propios, toma sus previsiones y un mes antes de la ocurrencia de las inundaciones, moviliza su ganado de las partes bajas inundables a las partes altas, tal como lo realizaron los pobladores amazónicos en épocas ancestrales, que si bien no contaban con ganado bovino se movilizaban hacia las partes altas en resguardo de sus vidas ante inundaciones extraordinarias y catastróficas.
Un terraplén de dos centenares de metros de longitud le sirve como pista de aterrizaje, para el transporte y comunicación aérea, que en época de inundación es el único medio de aprovisionamiento de alimentos y comunicación, porque toda la planicie está totalmente inundada. Un terraplén menor comunica la pista con los camellones altos donde están los establos y pernoctan los animales que esperan crías, aquellos débiles y los animales enfermos, que por su estado no pueden movilizarse a las partes altas. La casa de servicios completa la infraestructura presente en los camellones, y el personal técnico y los trabajadores de la ganadería cuentan con todas las comodidades y son atendidos con productos alimenticios en forma permanente por vía aérea.
El relacionamiento con las comunidades originarias, que habitan las islas y tierras altas amazónicas, y los acuerdos y consensos de las compensaciones por el pernocte del ganado en las zonas altas, posibilitan que al pasar las inundaciones y luego del brotamiento de los pastos naturales en la zona que fuera inundable, el ganado retorne a la llanura baja y se beneficie del pasto fresco. Los sistemas de información que combinan la meteorología y la bioinformación local (simbiosis del conocimiento moderno y ancestral) de Mario Avila y sus sistemas de previsión funcionan perfectamente, siendo un ejemplo para otros ganaderos que afectados por las inundaciones solo estiran la mano y reclaman apoyo del estado, sin poner en práctica la creatividad y recuperación de los saberes locales y tecnologías amazónicas de larga data.
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