China, que ya es un actor mayor en el comercio internacional de soya y algodón, era hasta hace poco autosuficiente en la producción de cereales, pero la situación cambia y modifica los equilibrios de los mercados agrícolas, según los expertos.
“China es un país mayor cuya más pequeña intervención en la escena internacional hace mover los precios y ello debería aún reforzarse los próximos años”, estima Benoit Labouille, analista de Oferta y Demanda Agrícola (ODA), una consultora francesa para los profesionales del sector.
Ya modificó el mercado de soya con importaciones que triplicaron desde 2004 para alcanzar 60% de los intercambios mundiales. Hasta ahora, China hizo todo para no convertirse en importador neto de cereales. Pero “llega al límite de un modelo y asistimos hoy a una ruptura, como lo muestra claramente el reciente acuerdo concluido con Argentina”, constata Josephine Hicter, analista de materias primas en Oaks Fields Partners.
La anterior semana, Pekín y Buenos Aires, segundo exportador mundial de maíz, firmaron un acuerdo para la exportación de este cereal. Algo sin precedentes, ya que China, segundo productor mundial detrás de Estados Unidos, casi no importaba maíz hasta 2011. Todo cambió con el aumento del consumo de carne de los chinos. “Como se necesitan siete proteínas vegetales para producir una proteína animal, la multiplicación de ganado acarrea mecánicamente un aumento del consumo de maíz”, explica Hicter.
Para todos los expertos, el ingreso de China en los intercambios mundiales de maíz es “irreversible”.
“De momento, los volúmenes que China importa”, evaluados para 2011-2012 en 4 millones de toneladas, “son mínimos con respecto a los intercambios mundiales (92 millones de toneladas, NDLR), pero es más bien su aumento lo que nos alerta, más aún si se tiene en cuenta que la situación mundial en lo que a maíz respecta es extremadamente tensa”, explica Helene Morin, de la empresa Agritel.
Suministro. La situación del trigo es menos inquietante porque el país dispondría de 60 millones de toneladas en reservas estratégicas, una cifra que equivale a la mitad de su producción anual y, sobre todo, a 30% de las reservas mundiales. No obstante, algunos analistas estiman que luego del maíz, es el suministro de trigo el que sería problemático.
Con más de 1.300 millones de habitantes y un consumo de alimentos que evoluciona, China se enfrenta al problema de un techo en su producción agrícola.
El país mejoró claramente sus rendimientos a través de un importante consumo de fertilizantes, pero Pekín se enfrenta al problema de la rarefacción de las tierras agrícolas disponibles. La contaminación de la tierra y la erosión relacionada con la deforestación hace que una parte de las tierras no sea apta para la producción agrícola, además del problema que enfrenta el país en lo que respecta a la gestión del agua.
La única solución que se encuentra para Pekín es buscar tierras cultivables fuera de China, como en África, Nueva Zelanda o Filipinas.
Cultivar en otros países
La única solución que Pekín encuentra es buscar tierras cultivables fuera de China, como en África, Nueva Zelanda o Filipinas. En 2011 hicieron una excepción a su política de autosuficiencia al importar trigo forrajero de Australia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario