El Banco Nacional de Tubérculos y Raíces de la Estación de Toralapa conserva 2.442 accesiones registradas y otras en estudio como la papa, papalisa, isaño, oca, yacón y arracacha, entre los más destacados.
¿Cómo empieza el trabajo de conservación de tubérculos andinos? Es minucioso, largo y diferente para cada especie. La visita de Los Tiempos al centro que resguarda la agrobiodiversidad del país empezó en su laboratorio de biotecnología de tubérculos.
Parece inusual, pero es cierto. A diferencia de los análisis para diagnosticar anticuerpos en los seres humanos, en la papa, la prueba serológica Elisa es una técnica que permite detectar virus inmunoenzimáticos; es decir, garantiza que el alimento no tenga enfermedades. Este procedimiento es aplicado para conservar tubérculos en la Estación Experimental de Toralapa.
PASO A PASO
“Aquí se hace la conservación a mediano y corto plazo de las raíces y tubérculos andinos como papas, papalisas, oca e isaño. Todas se encuentran en etapa de conservación y algunas en refrescamiento”, informó la responsable del laboratorio de biotecnología de la Estación, Rosario Lucero.
Indicó que para hacer el refrescamiento, utilizan la técnica de cultivo de tejidos, lo que permite ocupar un espacio reducido en relación al campo. “Aquí se pueden conservar las accesiones en tubos de ensayo, porque en el campo se necesitan más áreas y se puede perder las accesiones”, aclaró. Al ser ambientes controlados, no les afecta el granizo ni heladas.
Para tener la planta completa y libre de enfermedades, Lucero explicó que el método desarrollado parte de un explante -un tejido vivo separado de su órgano propio y transferido a un medio artificial de crecimiento- que puede ser un invernadero o el campo. “Tenemos un tubérculo brotado, sacamos los brotes y lo sembramos en un medio de cultivo, que es un gel que está constituido por macronutrientes reguladores de crecimiento. Ponemos por un lapso de cuatro semanas y ahí va creciendo”, indicó la investigadora.
Después llevan la planta a un cuarto controlado bajo la cámara de flujo laminar, que es un ambiente donde se debe tener extremo cuidado con la limpieza porque es una estancia previa al cuarto de cultivo. Luego se realiza la limpieza viral mediante la cámara de termoterapia, otro ambiente controlado; tiene un fotoperiodo -regulación de funciones biológicas- de 16 horas luz y ocho horas de oscuridad a una temperatura de 37 grados. “Ahí las plantitas permanecen cuatro semanas”, precisó Lucero.
Tras tener la planta completa se procede a su multiplicación para hacer la prueba de Elisa, donde se verifica los virus que tiene la especie. La investigadora dijo que la prueba tiene que dar negativo, pero si el resultado es positivo, significa que no se ha limpiado completamente la planta y se vuelve a hacer todo el proceso.
PRUEBA FINAL
Una vez que el análisis da negativo pasa a la cámara de crecimiento, donde permanece entre dos a tres semanas. La planta crece hasta obtener su tamaño original y luego entra a la cámara de conservación, otro ambiente controlado pero con menos intensidad lumínica y con temperatura de 8 grados centígrados. “Dependiendo la especie, la planta está desde seis meses hasta cuatro años”, detalló Lucero.
La investigadora anunció que implementarán la crioconservación, que consiste en un almacenamiento de especies a temperaturas bajas. “Se sumerge los implantes a nitrógeno líquido, lo que permite que las accesiones se conserven en tiempo indefinido. Este año se elaborarán los protocolos para hacer esa técnica, que demandaría menos mano de obra y menos insumos, porque se mete una vez y se conserva por largo tiempo”, especificó.
Aclaró que en las otras técnicas que utilizan, se requiere de al menos tres evaluaciones periódicas al año. “De ahí salen las plantas que se van a refrescar y otra vez se vuelve a cambiar el medio de cultivo”, dijo.
Mientras recorría los estrechos pasillos del laboratorio que apila en sus estantes de aluminio los miles de tubos de ensayo, Lucero comenta que el tiempo vuela cuando se sumerge en "estudiar" las accesiones del Banco Nacional de Tubérculos y Raíces.
Especies
Solanum spp. (papa) 1.586 accesiones.
Oxalis tuberosa (oca) 487 accesiones.
Tropaeolum tuberosus (isaño) 74 accesiones.
Ullucus tuberosus (papalisa) 181 accesiones.
Arracacia xanthorrhiza (arracaha) 38 accesiones.
Polimya sonchifolia (yacón) 41 accesiones.
"Libro Rojo" de especies forestales
Mara, cedro y roble son algunas de las especies forestales incluidas en el “Libro Rojo” que están en peligro de extinción, motivo por el cual se las conservan en el Banco Nacional de Germoplasma Forestal, informó Víctor García, encargado de la Estación Experimental de Toralapa.
“A comparación de los otros bancos, aquí manejamos una gran cantidad de especies”, dijo García mientras sujetaba frascos de especies forestales que a diferencia de otras accesiones destacaban por sus aromas penetrantes.
La estrategia de conservación de este banco es diferente, porque trabajan con la técnica “in situ”, es decir, que conservan la especie en su lugar de origen. Hay especies en centros de agrobiodiversidad con agricultores custodios; en áreas protegidas y en casos excepcionales con municipios y gobernaciones que definieron sus áreas de protección.
“Se hacen evaluaciones de estado de conservación con algunas especies que están en peligro de extinción”, precisó el ingeniero, mientras que la categorización de especies en peligro de extinción está a cargo de un comité que evalúa el estado de conservación de las especies forestales.
El trabajo que realizan los investigadores de la Estación Experimental de Toralapa tiene el objetivo de garantizar la Seguridad y Soberanía Alimentaria del país. García señaló que para conservar las especies también aplican otras dos técnicas, la "ex situ en germoplasma semilla" y "germoplasma en plántula", que vendría a ser cultivo de tejidos.
El ambiente que conserva 2.520 accesiones forestales necesita estar aislado para que no haya un porcentaje de humedad alto, variable más importante para conservar germoplasma. Además, la temperatura tiene que ser muy baja.
El Banco Nacional de Germoplasma Forestal resguarda 146 especies de 34 familias. De este conjunto de reserva boliviana, 2.148 accesiones son con semilla, y 331 son accesiones sin semilla. De acuerdo a material informativo de la estación, durante la gestión 2014 se trabajó en 76 nuevas colectas.
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