Con gran nostalgia logró ver que los Tambos o mercados de fruta, llamados así en la colonia, han ido perdiendo espacios en la ciudad de La Paz. A principios del siglo XIX se podía observar varios de estos centros de abasto en distintos puntos de nuestra ciudad, donde ahora sólo quedan dos.
La miscelánea de aromas que provienen de distintas frutas que se encuentran a la venta en estos centros de abasto nos trae al recuerdo una vasta historia de los últimos tambos que han sobrevivido al tiempo. Uno está ubicado en la calle Santa Cruz, muchos visitantes tienen bastante nostalgia y emoción al ver los puestos que se mantienen con sus toldos de yute y atados de cuero de vaca.
En aquellos años donde los tambos se constituían en importantes centros de abasto no existían supermercados, por lo que eran la principal fuente de suministro de frutas y hortalizas.
Aquellos mercados rústicos llenos de historia, también eran centros de charlas eternas con las personas que llegaban de otros municipios trayendo la mercadería y donde los aparapitas (cargadores) pernoctaban en los cuartos pastoriles de estos sitios.
El tambo San Felipe, de la calle Max Paredes, alberga varias vendedoras, indica la comerciante Leonor Laime, quien explicó que estos eran mercados informales visitados por la mayoría de los ciudadanos de clase media.
Expuso que varios tambos que había por la zona, se han vuelto locales comerciales de tela, partelerias, entre otros.
En este sentido el Docente e historiador, Jaime Iturri, indica que los tambos, eran los principales mercados de fruta nacional en la ciudad de La Paz y que las dinámicas de los tambos marcaron la historia de una ciudad, lo que evidenció el rol que éstos tienen en el acceso de los sectores más pobres de la población a las frutas.
Los tambos, al mantener lógicas de intercambio rurales indígenas y moverse dentro de un comercio en los bordes de lo establecido por el Estado, pero con estrategias de inserción en la modernidad, son espacios privilegiados de pequeños productores y de los sectores urbanos más pobres. En este contexto, se analiza el entramado de la seguridad alimentaria desde los tambos, tomando en cuenta la oferta y el aprovisionamiento de frutas.
En este sentido el Sociólogo, Alberto Ramírez, señaló que la característica de los tambos es observar frutas apiladas y esto va formando una combinación de varios colores y olores que se desprenden y al momento de ingresar a estos mercados artesanales se siente todo ese espíritu de lo antaño.
Indicó que los Tambos han ido perdiendo su espacio, por el crecimiento urbano, ya que varias personas encuentran más cómodo ir a los lugares más cercanos, donde se expenden frutas, como los mercados.
Indicó que los dueños de estos terrenos los han ido vendiendo para poder edificar construcciones con mayores lucros.
Todas estas reseñas históricas me hacen pensar que poco a poco va desapareciendo la historia y vamos llegando a la triste parte donde nuestros descendientes no conocerán estas maravillosas arquitecturas que por varios años han albergado a cientos de vendedoras, compradores, cargadores, que simplemente se han quedado en el tiempo o en la retina de nuestro abuelos.
DATOS
- Los tambos dejaron su razón de ser, ya que actualmente la producci ón no se centra en un solo lugar e ingresan a la ciudad de El Alto por Villa Dolores, y a La Paz por Villa Fátima y El Tejar.
- Un edificio que está al lado de la nueva iglesia del Gran Poder, en la calle Max Paredes, fue un tambo y tuvo que cerrarse por la nueva edificación.
- En la calle Sebastián Segurola, dos modernos edificios desplazaron a dos tambos que durante décadas funcionaron en ese lugar, donde ya no existe nada que nos pueda inducir de que en aquel espacio se comercializaba la mejor fruta del país.
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