En Bolivia aún es difícil proponer el uso de transgénicos ¿Cómo se aborda este tema?
Nos comentaban que el único cultivo liberado para la biotecnología es la soya, pero que el maíz no avanzó en esa aprobación. Tengo entendido que hay intenciones de reevaluar esas situaciones en las leyes, que podrían haberse basado con informaciones parciales, que ahora, conforme se ve el avance en todo el mundo y la oportunidad que un agricultor tendría, al usar estas semillas más productivas y más balanceadas en el ambiente porque usan menos agroquímicos, creo que el Gobierno está considerando reabrir ese diálogo para que la sociedad entienda que tal vez hay que modificar leyes.
¿Qué se está haciendo?
La industria está trabajando con las autoridades de Gobierno para ver cómo se podría desarrollar para tener un diálogo abierto y lograr que Bolivia tenga acceso a estas tecnologías que ya está en 27 países en el mundo.
¿Cuál es la producción con la biotecnología?
Existen 180 millones de hectáreas que se cultivan con productos biotecnológicos en el mundo. Hay 18 millones de agricultores que usan esa biotecnología. En promedio, un agricultor por cada 10 hectáreas usa esta tecnología. Esto es pequeño todavía.
¿Qué debería hacer Bolivia ante esta realidad?
Es una oportunidad que el agricultor pequeño, mediano y los gobiernos, con una gran vocación agrícola como Bolivia, deberían de considerar seriamente, en vista de que en el mundo continúa avanzando. El año pasado aumentaron cinco millones de hectáreas de cultivos de biotecnología en el mundo, con relación al año anterior. En el mundo sigue creciendo y los que van quedándose, van a tener que entrar eventualmente.
¿Qué pruebas hay de que los transgénicos no hacen daño a la salud?
Las pruebas demuestran que es inocuo para el consumo, que es seguro y la agrotecnología es una respuesta ambientalista a la sustentabilidad del planeta a través de producir más en menos área o estar abriendo nuevas áreas de cultivo. En lo que se ha producido en el área con productos con biotecnologías, ha ahorrado más de 100 millones de hectáreas de bosques para producir lo que se está produciendo en el área actual.
¿Habrá beneficios para el agricultor y el consumidor?
Un agricultor que en una hectárea produce una tonelada de maíz, si usa una semilla mejorada resistente a plagas, va a producir tal vez 2,5 tn.
Eso le da suficiente producción para comercializar. Y esas dos toneladas van a aumentar su productividad y reducir sus costos.
El consumidor tiene más alimento y un producto mejorado. Por ejemplo, conforme vienen variedades de soya o maíz que van a traer omega 3, el consumidor va a poder decidir que prefiere esa comida en vez de tomar pastillas.
En 20 años vamos a ver hacia atrás y vamos a darnos cuenta de que perdimos gran cantidad de años en avanzar de una manera más eficiente en la agricultura.
José Perdomo
Es ingeniero agrícola, especializado en Mecanización Agrícola en la universidad de Texas. Presidente de CropLife en Latinoamérica desde hace más de un año. Trabajó en la industria agroquímica por más de 28 años. Ejerció alrededor de cuatro años, la dirección ejecutiva de la compañía azucarera Pantaleón en Centroamérica.
Trabajó en el ambiente agrícola en América Latina y EEUU con la compañía Du Pont, en varios países.
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