La protección de los recursos genéticos nativos, de las plantas cultivadas en Bolivia, con el fin de salvaguardar la seguridad alimentaria se potenciará en las zonas bajas del país. En los próximos meses, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf), firmará un convenio con la Cooperación Italiana de Desarrollo para financiar un proyecto de 3,8 millones de euros para la construcción de infraestructuras adecuadas para albergar nuevos materiales genéticos de la caña de azúcar, arroz, maíz, sorgo, frejol, además de los productos forestales y no maderables, entre otros.
La puesta en marcha del banco de germoplasma que se encuentra ubicado en la Estación Experimental de Toralapa, ubicada a 71 km de la carretera antigua de Cochabamba a Santa Cruz, en el municipio de Tiraque, comunidad Cebada Jichani, departamento de Cochabamba, contó con un financiamiento de 3,9 millones de dólares del Banco Mundial con una contraparte importante del Gobierno central.
“Con los recursos del Banco Mundial se está cubriendo las zonas del altiplano, los valles y valles mesotérmicos y también parte del trópico, pero este financiamiento es netamente para tierras bajas. Los sectores que cubriremos, primeramente son los que brindan seguridad alimentaria”, dijo Luis Acosta, director nacional de investigación del Iniaf, al señalar que también se potenciará la infraestructura para guardar estos recursos.
Recolectan nuevos materiales
Actualmente, son 16.100 los genotipos o accesiones almacenados en el banco de germoplasma, entre granos altoandinos, tubérculos y raíces, cereales y leguminosas, especies forestales y frutales. Teniendo mayor representatividad la quinua y la papa con 3.104 y 2.800 accesiones respectivamente. Investigaciones dan cuenta que de la quinua se lograron seleccionar cinco variedades, cuyo rendimiento supera las dos toneladas por hectáreas, siendo el estándar en Bolivia de 0,5 toneladas; con la papa se han identificado especies locales con resistencia a las heladas.
“Existe una gran de cantidad que desconocemos; el Iniaf, a través de las políticas de Gobierno está iniciando la recolección del material para posteriormente hacer la caracterización morfológica y molecular”, sostuvo Acosta.
Un banco de germoplasma en Santa Cruz
El Centro de Investigaciones Agrícolas El Vallecito también cuenta con una infraestructura donde se realiza la conservación in situ y ex situ de más de 290 accesiones correspondientes a especies originarias del departamento, así como de otros países que por tradición se han venido cultivando a lo largo del tiempo.
Tito Anzoátegui, gerente técnico en El Vallecito indicó que este proyecto se logró gracias al financiamiento de instituciones como el Iniaf y la Agencia de Cooperación Suiza (Cosude).
Las especies con mayores accesiones son: phasol bulgaris o frejol con 200 materiales genéticos por año; y la yuca (maniho) con 60 clones. También se protegen variedades como la vigna unguiculata o frejol cambita; musáceas, es decir, los plátanos, guineos y banana, como el ‘motacusito’ que está en extinción; frutas como el tamarindo, la palta, el mango, la acerola, el cayú, la macadamia, y el achachairú; el amaranto y el camote.
En ambos centros, el de Toralapa y El Vallecito realizan refrescamiento de sus materiales genéticos en forma periódica a través de la siembra, cosecha, y el análisis de pureza de las semillas
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