lunes, 4 de mayo de 2015

Transgénicos: entre elevar la producción y cuidar la tierra



El fomento al uso de transgénicos en el agro boliviano fue uno de los ejes, quizá el más importante, de la Cumbre Agropecuaria. Mientras los empresarios reivindican su uso, pequeños productores alertan de graves consecuencias para la tierra. La cuestión es productividad vs. cuidado del suelo.

El presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Julio Roda, es pragmático al respecto. Explica el asunto con cifras: “Nuestra producción baja a cuatro toneladas por hectárea (sin usar transgénicos). Los países vecinos tienen diez toneladas en promedio por hectárea. En Estados Unidos están en las 17 toneladas por hectárea”.

Según Roda, la productividad es inferior en Bolivia porque se emplea tecnología tradicional y no es común el uso de cultivos modificados. La mejor forma de responder a la demanda del mercado, afirma, es la incorporación de transgénicos. La demanda de los empresarios es usarlos para mejorar la obtención de maíz, algodón y caña de azúcar, pues el 95% de la soya que produce el país ya es transgénica.

La Fundación Tierra, que centra su análisis en el impacto de esta tecnología en los suelos y en la economía de los productores, pone en duda la versión de Roda.

“Somos un país productor con gran diversidad y la introducción de transgénicos significaría afectar a la población rural”, afirma Gonzalo Colque, director de esta entidad.

Es, continúa, un proceso irreversible porque de consolidarse su empleo, entonces se desplazaría al resto de las producciones tradicionales. Además ingresarían al país transnacionales con derechos de propiedad intelectual y patentes que obligarían a pagar regalías, advierte el director.

El Comité Integrador de Organizaciones Económicas Campesinas de Bolivia (CIOEC) pone el dedo en la llaga: “La soya transgénica no optimiza los resultados en el agro, sus rendimientos desde 1996 hasta 2014 nunca aumentaron, se mantienen entre 2,5 y 3 toneladas por hectárea” sentencia Justino Loayza, presidente del CIOEC.

Agrega que allí donde se siembra soya no queda ni una mosca viva y la producción depende de los químicos. Según Loayza, la explotación de la tierra bajo este sistema acaba destruyendo el suelo que necesita de fertilizantes químicos para seguir produciendo. “Nada bueno tienen los transgénicos”.

CIOEC también solicita que se realicen estudios para verificar los daños que producen los cultivos modificados en la salud de la población. Y la CAO responde que no hay ningún peligro para los consumidores. “En las plantaciones de maíz fumigamos con tóxicos hasta siete veces para evitar a los insectos; y, con los transgénicos no se fumiga ni una vez. Este dato echa por tierra aquella teoría de que el transgénico es más tóxico”, dice Roda.

Mohammend Andrés Mostajo Radji, científico boliviano de la Universidad Harvard de Estados Unidos, alegó que el consumo de alimentos transgénicos no tiene incidencias negativas en la salud humana. “Cuando ingeniamos genéticamente un organismo, usamos regiones regulatorias del ADN, que son específicas para el organismo receptor, es decir: en el caso de una planta podemos colocar el gen de un salmón y éste va a ser solo reconocido por el arbusto y no por el ser humano”, explicó el investigador, que participó del Simposio Nacional sobre Biogenética. La gente debería estar más preocupada por el uso de insecticidas que por los transgénicos, pues en el primer caso son empleados en mayor proporción en los cultivos convencionales, agregó.

Según el experto, “en la situación actual necesitamos producir cantidades elevadas de alimentos para la población”. El propio Programa Mundial de Alimentos (PMA) ve con buenos ojos el uso de transgénicos para garantizar la seguridad alimentaria.

Para la CAO, solo existen “posturas ideológicas en el sentido de que se afecta a la salud, pero esto no es demostrado por nadie”. En todo caso, los entrevistados coinciden en que el debate está abierto y debe seguir.

Dos cambios que se dan en el agro

Insumos

Según Apuntes críticos para la agenda agropecuaria, de Fundación Tierra, agroquímicos son insumos tecnológicos de origen químico.

Genética

El mismo texto establece que los cultivos genéticamente modificados son los transgénicos.

No hubo acuerdo en la Cumbre Agropecuaria

La Cumbre Agropecuaria Sembrando Bolivia, que se realizó en la ciudad de Santa Cruz el 21 y 22 de abril, no llegó a ningún acuerdo respecto al uso de transgénicos, aunque el tema estuvo en el debate e incluso el presidente Evo Morales se refirió a él.

La Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), que está a favor del empleo de los cultivos modificados, propuso su implementación en el agro. Pero los sectores campesinos, especialmente la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam) y el Comité Integrador de Organizaciones Económicas Campesinas de Bolivia (CIOEC), manifestaron su rechazo.

Durante la Cumbre no se logró ningún acuerdo entre las partes y el asunto quedó para el debate.

Al inaugurar la cita, Morales abrió la posibilidad del uso de semillas transgénicas para generar ventajas competitivas en la producción de alimentos. “Si vamos a implementar el uso de las semillas transgénicas, entonces tenemos que empezar a definir en qué productos se aplicarán y el tiempo que se utilizarán”, subrayó.

En criterio del viceministro de Desarrollo Rural, Eugenio Rojas, el tema podría tocarse de nuevo en cinco años porque no se demostró ninguna ventaja. “No hay nada todavía, ni mesa ni comisión” que aborde el caso, sentenció.


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