Un cuarto de la producción nacional de Bolivia emplea semilla certificada, informó el director nacional de Asistencia Técnica del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF), Marcelo Amaya.
“Es un porcentaje muy pequeño. Estamos entre el 20 y el 25% usando semilla certificada ya sea con pequeños o medianos productores”, afirmó Amaya durante la presentación de los resultados del proyecto “Semillas Andinas”.
Datos de la entidad estatal dan cuenta de que en 2013 el 46% de la superficie comercial cultivada en Bolivia —3,3 millones de hectáreas (ha)— fue sembrada con semilla certificada con un valor comercial de aproximadamente $us 85,82 millones.
Bolivia cuenta hoy con 5,8 millones de hectáreas destinadas a actividades agropecuarias.
DAÑOS. Según los expertos, el uso de semilla no certificada representa un riesgo para la agroindustria, ya que en el largo plazo puede causar la degradación de los suelos y del medio ambiente.
El fortalecimiento del control, especialmente en frontera, es urgente debido a que “los grupos de contrabandistas y productores ilegales de simientes conforman un sistema peligroso”, denuncia un informe de la Asociación de Productores de Insumos Agropecuarios (APIA).
Para frenar la internación ilegal de semillas al país, desde 2013 está en ejecución la Estrategia Nacional de Control de Comercio de Semillas, que incluye la firma de memorandos de entendimiento por cinco años con la Policía y el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria, así como la conformación de plataformas de control locales y nacionales que involucran a instancias públicas y privadas del país, informó el INIAF.
‘Se suman los cambios estratégicos’
Una sólida política pública nacional sobre semillas es clave para el desarrollo de la agricultura familiar, para la expansión de la frontera agrícola y para la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe.
Esto se debe a que la política pública de seguridad alimentaria con soberanía articula iniciativas desde lo agrario hasta lo alimentario y Bolivia ha dado un salto increíble en esa dirección.
El Estado va sumando cambios estratégicos en este tema —como el hecho de que hoy el 86% de los niños que están en escuelas públicas están recibiendo desayuno escolar— y encontrando formas para llegar al sistema agrario, al sistema alimentario. Ha implementado una nueva regulación y le ha dado una nueva presencia a los pequeños productores, quienes se han convertido en protagonistas del desarrollo del país.
Por todo esto, estoy seguro de que Bolivia va a lograr alcanzar su seguridad alimentaria con soberanía.
Crispim Moreira es representante de la FAO en Bolivia
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