El consumo de frejol ha ido ascendiendo gradualmente en las dos últimas décadas en el país gracias a una promoción sistemática en el mejoramiento del grano biofortificado con hierro y zinc, que viene realizando la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno con asistencia de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude).
“Se lo está incorporando a la dieta y se ha logrado también avanzar en la extensión de siembra”, indicó Juan Ortubé, decano de la Facultad de Ciencias Agrícolas, en el acto de presentación de los resultados del Programa Frejol desarrollado en el instituto de investigación El Vallecito.
Cuando empezó el plan de investigación con el respaldo de la embajada de Suiza, se estableció que el consumo de frejol anual por persona era de 80 gramos, y pocos se dedicaban a este cultivo.
Hoy, gracias al trabajo conjunto con la Cosude, la extensión de siembra en el país asciende a más de 60.000 hectáreas, que involucra el trabajo de 4.000 familias que conforman la Asociación de Productores de Frejol (Asoprof), y el consumo per cápita llega a 13 kilos, que es todavía bajo si se toma en cuenta que en Colombia y Brasil se consume poco más de 25 kilogramos.
Según Ortubé, ese bajo nivel de consumo de un alimento altamente nutritivo se debe a la falta de información sobre las propiedades del grano y también a la falta de hábito para añadirlo a la dieta.
Lo ideal, tomando como parámetros internacionales, es que en Bolivia el consumo de frejol debería estar al menos en un nivel de 20 kilogramos promedio al año por cada persona
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