En el primer trimestre del año Bolivia importó más harina que trigo en grano para la producción local del insumo básico destinado a la elaboración del pan de batalla.
Por el déficit que existe en la oferta interna, el país tradicionalmente ha recurrido a las compras en el exterior como a las donaciones y hasta hace poco el Gobierno subvencionaba la harina que entregaba a los panaderos.
Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y elaborados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) revelan que hasta el mes de marzo las importaciones de harina sumaron 16,7 millones de dólares y las de trigo 1,6 millones de dólares (ver infograma).
Aunque son cifras preliminares, muestran un cambio en la tendencia observada en los últimos años. En 2014 las compras de trigo en grano ascendieron a 92,3 millones de dólares, mientras que las de harina sólo fueron de 71,6 millones de dólares.
Según el gerente del IBCE, Gary Rodríguez, las mayores importaciones de harina elaborada tienen que ver con la disminución del precio de este insumo en los países vecinos como Argentina y con el abaratamiento de las importaciones por el tipo de cambio sin variación en el país.
"Cuando un país se acostumbra a importar y hay las condiciones con un dólar bajo, la tendencia es sustituir la producción local con importaciones y volvernos un país comerciante. Ya ocurrió con textiles y madera, somos importadores netos”, aseveró.
De acuerdo con datos del Ministerio de Desarrollo Rural, el país logró el autoabastecimiento de trigo en un 51%.
El Instituto Nacional de Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) anunció en enero el lanzamiento de cinco nuevas variedades del cereal en diferentes regiones.
Rodríguez considera que para que la producción del grano sea rentable debe haber un precio de garantía relacionado a la cotización internacional, más un plus o una banda que sirva como incentivo a los productores.
"El subsidio que se daba desdel Estado a las importaciones de trigo y harina debe transformarse en un incentivo para que no baje la producción de trigo y se pueda mejorar la productividad”, remarcó.
Este es el único alimento donde el país no alcanzó soberanía.
Subsidio al insumo
Subvención La semana pasada el Gobierno retiró la subvención de la harina que distribuía a los panaderos para que el precio del pan de batalla se mantenga congelado en 40 centavos de boliviano. La medida fue asumida porque en el mercado la harina importada bajó de precio.
Protesta Los panaderos declararon un paro de 48 horas y amenazaron con hacer subir la unidad del pan a 50 centavos de boliviano.
Contacto El dirigente de los panaderos Félix Quenta en declaraciones en radio Panamericana demandó al Gobierno diálogo y que esperan una convocatoria para definir la hoja de costo junto a Fejuve.
Contrabando desalienta la producción, según Anapo
El presidente de Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (Anapo), Reinaldo Díaz, afirmó que la proyección de siembra de trigo este año es de 150.000 hectáreas y la proyección de producción es de al menos 300.000 a 250.000 toneladas, pero preocupa el contrabando de harina.
"Estamos preocupados por el contrabando que está afectando directamente a la harina que llega de la Argentina, lo que ha generado que bajen los precios. Las molineras están desalentadas por la distorsión de los precios ”, señaló Díaz.
El dirigente está seguro que la harina barata que se comercializa en los mercados a 110, 130 y 140 bolivianos es de contrabando. "Es harina de contrabando si ingresa a precios tan baratos. Nadie quiere comprar la harina nacional”, protestó.
Además, en su criterio, el trigo nacional no será competitivo mientras el Gobierno no defina una política cambiaria, como lo hicieron los países vecinos.
También es necesario que autorice el uso de los transgénicos y genere incentivos a las inversiones en el sector.
Anapo demanda que Emapa compre los excedentes que no fueron comercializados.
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