Tras los desastres naturales que se presentaron a principios de año, cerca de medio millón de estacas fueron plantadas en el municipio de San Buenaventura para crear una capa de protección en el suelo, que por efectos de la deforestación se ha visto erosionado generando inundaciones, deslizamientos y derrumbes.
A dos meses de la ejecución del proyecto esta nueva técnica ha mostrado sus avances y se espera que para la próxima gestión funcione como una medida de prevención de riesgos, manifestó la responsable de comunicación del Fondo Nacional de Desarrollo Forestal (Fonabosque), Erika Ríos.
“Para mitigar la deforestación estamos actuando en el municipio de San Buenaventura, en 20 comunidades en las que se ha intervenido con un plan de emergencia totalmente innovador, porque se trabaja con estacas y no con plantines como comúnmente suele hacerse”, señaló Ríos.
A principios de año, el norte de La Paz fue azotada por los cambios climáticos que causaron inundaciones y deforestaciones, con serias consecuencias de deslizamientos y derrumbes en la zona, razón por la que desde el Fonabosque se ha actuado de emergencia, con la plantación de estacas o pequeños troncos de árboles para generar rebrotes.
“Las estacas son gajos de árboles, una especie de tronquitos delgados que son plantados con mejores oportunidades para prender en el terreno y crecer de manera óptima, dada las condiciones del clima”, explicó.
INSPECCIÓN
En este sentido alrededor de medio millón de estacas fueron plantadas en las zonas más afectadas, mismas que en una inspección reciente han mostrado los primeros rebrotes demostrando ser una técnica bastante efectiva.
“Ya hemos visto los primeros rebrotes, lo que nos muestra que hay un buen avance en el trabajo de reforestación, lo que nos indica que esta técnica nos dará un buen resultado en el trabajo de prevención de riesgos”, expresó Ríos.
En una inspección realizada, luego de los primeros tres meses de la intervención, las estacas han prendido en el terreno y han comenzado su desarrollo, lo que ha creado un amortiguamiento para la tierra vulnerable, por lo que se espera que para el próximo año estos pequeños arbolitos ya puedan contrarrestar de algún modo el tema de la erosión de suelos en la zona y puedan actuar como barrera de contención de las aguas en época de lluvias, considerando que los árboles son una barrera natural de los rebalses, que son la causa de los deslizamientos y derrumbes.
DEFORESTACIÓN
En La Paz, el principal factor para las inundaciones y deslizamientos en el sector de los yungas y el norte paceño serían las lluvias persistentes, durante los primeros meses del año, “para los que no estamos preparado; según expertos y actores directos por el comportamiento del clima se prevé que las lluvias vayan en aumento sin que se estén tomando acciones preventivas para fortalecer las barreras naturales de los cerros y las quebradas”, explicó la ingeniera ambiental Grisel Avendaño .
“Por la topografía, sumada a la deforestación varias especies arbóreas que son estabilizadores del suelo han desaparecido lo que hace que las corrientes de agua resbalen por la erosión, no nutran el suelo, ni se absorban, entonces el agua que debe ser retenida por las raíces de los árboles generan grandes inundaciones locales, desbordes de ríos, mazamorras, derrumbes y deslizamientos, que incluso ha sepultado viviendas enteras”, dijo.
Para la especialista en política ambiental y cambio climático, Teresa Flores Bedregal, las inundaciones ocurridas en la Amazonia boliviana, en el norte paceño y en el Beni, en particular, fueron las mayores ocurridas desde que existen registros, a pesar que este año no se presentaron los fenómenos de El Niño o La Niña, a los que se les solían atribuir las inundaciones de magnitud.
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