A pesar de que la superficie cultivada del departamento de Santa Cruz, creció de 1,74 millones de hectáreas en 2005 a 2,37 millones de hectáreas en la gestión 2013, las expectativas para este año no son muy alentadoras, ya que los productores advierten de un estancamiento que podría continuar en esta gestión, debido al factor climatológico, resistencia de las plagas y desmotivación del productor. Por otra parte, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Bolivia cuenta con la mayor participación de mano de obra trabajando en el sector agropecuario de toda la región, con un 31,6% del total de la población económicamente activa que llega a 4,18 millones de personas.
Aún no se crece como se debería. De acuerdo a los datos de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), en 2013 la superficie cultivada decreció 0,13% a comparación de la gestión 2012 y para este año se estima que la frontera agrícola departamental estará por encima de los 2 millones de hectáreas, pero con grandes posibilidades de no pasar la cifra lograda la pasada gestión (2,3 millones), situación que preocupa a los productores.
"Creemos que este año no va ser la excepción, hay muchos factores que complican, hay cultivos que se han hecho muy difícil en el manejo de las plagas como el maíz y el arroz, los costos se han elevado demasiado y los productores ya no quieren arriesgarse, en el caso del algodón seguimos con una insignificante cantidad. Deberíamos estar creciendo mucho más y de forma más acelerada, tanto en volumen y en superficie", explicó Edilberto Osinaga, gerente general de la CAO.
Según los datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), la superficie cultivada cruceña pasó de representar un 60% de un total de 2,15 millones de hectáreas que alcanzó Bolivia el año 2000, a un 74% de 3,22 millones en 2013, de las tierras.
Por su parte, Julio Roda, presidente de la CAO, manifestó que las lluvias afectaron este año, parte de los cultivos del Norte Integrado y de otras zonas productivas, por lo que considera que el clima podría influir en la superficie cultivada.
"Venimos decreciendo los últimos años y esta gestión las lluvias han inundado algunas zonas", comentó Roda.
Principal generador de empleos. La importancia del sector agropecuario en la economía nacional y sobretodo en la generación de empleos, se evidencia cuando se observan los datos de la Cepal, ya que comparado con otros países de la región, Bolivia cuenta con la mayor participación de mano de obra trabajando en este sector, con un 31,6% (luego está el comercio con un 22,5% y la minería con un 10,7% del total de la población ocupada), seguido de Ecuador con un 27,4% y Paraguay con un 25,5%. Asimismo, en la agricultura, los sectores que más empleos generan son el oleaginoso, caña de azúcar, maíz, arroz, hortalizas, frejol, frutas y en el sector pecuario, los criadores de ganado bovino, aves, porcinos, entre otros.
"El sector agropecuario contribuye de tres formas a la economía del país: la seguridad alimentaria, fuentes de empleo y la generación de divisas. Pero particularmente en el empleo, ningún otro sector contribuye como el agro. Por lo menos, un tercio de la población vive o depende de la actividad agropecuaria, además hay que mencionar el efecto multiplicador que tiene el sector en la agroindustria, transporte, comercio, servicio, exportaciones, entre otros", explicó Osinaga.
Solo se aprovecha la sexta parte de las tierras aptas. Según Gary Rodríguez, gerente general del IBCE, el país tiene cerca de 30 millones de hectáreas de tierras aptas para la producción agropecuaria, sin embargo, solo se aprovecha la sexta parte para producir alimentos. Por eso, indica que para alcanzar altos niveles de crecimiento anual, generar empleos y dar estabilidad en el abastecimiento interno de alimentos, se debe aplicar políticas que favorezcan al sector productivo. Como IBCE propone la certificación del "Triple Sello" para que la producción agropecuaria sea "económicamente viable, medioambientalmente sostenible y socialmente responsable".
"Se precisan políticas que favorezcan al sector, tales como el cumplimiento de la legislación agraria, es decir respetando el derecho constitucional de proteger la propiedad privada, dando así seguridad jurídica a toda la cadena productiva. En tecnología, se debe permitir el uso de semillas genéticamente mejoradas, uso de mejor maquinaria y equipos, estudio de suelos, investigaciones de nuevas variedades de semillas, asistencia técnica al pequeño y mediano productor e introducción del riego de forma extensiva. En lo institucional-público, coadyuvar al incremento en la producción agroindustrial, esto debe ir acompañado de una fuerte inversión desde los sectores público y privado, además de universalizar el seguro agrícola", explicó Rodríguez a tiempo de añadir que se debe promover y realizar nuevos acuerdos con mercados potenciales, liberar las exportaciones de restricciones y controlar el contrabando de alimentos al país.
El gerente del IBCE señala que de aplicarse políticas públicas e incentivos adecuados, se podría producir alimentos por tres veces, lo que implicaría pasar de 15 a 45 millones de toneladas para el año 2025, al mismo tiempo de generar más de 1 millón de empleos directos en el agro.
48% de producción agrícola se pierde por falta de tecnología. Por otra parte, Marcelo Traverso, presidente de la Asociación de Proveedores de Insumos Agrícolas (APIA-Bolivia), afirmó que el 48% de las pérdidas anuales de los productos agrícolas que salen de las fincas y llegan al consumidor final, son provocados por los roedores, insectos, hongos, aves; la deficiente infraestructura de almacenamiento, métodos inadecuados de transporte, malas prácticas de recolección, falta de entrenamiento del personal y carencia de tecnologías adecuadas en la cadena agrícola.
"Ese derroche de alimentos significa que hay que desarrollar tecnologías innovadoras que permitan reducir drásticamente este indicador y fortalecer los programas preventivos y de buenas prácticas agrícolas", recomendó Traverso.
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