En Bolivia, desde la siembra hasta el consumo final, se desperdicia entre el 40% y el 50% de la producción. Las estimaciones oficiales señalan que debido al uso de tecnologías inadecuadas en la cosecha y postcosecha provoca una pérdida de $us 53 millones anuales en alimentos básicos de campesinos.
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Roedores, insectos, hongos, aves; deficiente infraestructura de almacenamiento, métodos inadecuados de transporte, malas prácticas de recolección, falta de entrenamiento del personal y carencia de tecnologías adecuadas en la cadena agrícola, son las causas que provocan el 48% de las pérdidas anuales de los productos agrícolas que salen de las fincas y llegan al consumidor final, informó hoy el presidente de la Asociación de Proveedores de Insumos Agrícolas (APIA-Bolivia) Marcelo Traverso.
El porcentaje de merma de alimentos agrícolas en los diferentes escalones de la cadena de comercialización y consumo fue transmitido por expertos durante el VII Foro Internacional CropLife Latin America realizado recientemente en Quito-Ecuador, dijo Traverso al señalar que esos datos son concordantes con estudios de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) referidos a la pérdida de granos y cereales.
“Ese derroche de alimentos significa que hay que desarrollar tecnologías innovadoras que permitan reducir drásticamente este indicador y fortalecer los programas preventivos y de buenas prácticas agrícolas”, recomendó Traverso al señalar que otra de las causas es la falta de cuidados en las etapas de recolección, almacenamiento, transporte, comercialización y consumo.
En tanto, el gerente general de APIA, Jaime Palenque, informó que el VII Foro destacó que “la ciencia debe lograr más eficiencia en la productividad de cada hectárea de superficie cultivable a fin de incrementar la producción de alimentos, puesto que el reto será alimentar a 9.000 millones de personas que habitarán el planeta el 2050”.
Al VII Foro de CropLife asistieron 270 interesados en los temas tratados. Los conferencistas fueron James French, director de Negocios del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Ramiro González, ministro de Industrias y Productividad de Ecuador y Eduardo Estrada, presidente de Bayer para Brasil y América Latina.
Situación en Bolivia
En Bolivia, según las estimaciones, las pérdidas de frutos agrícolas en el ciclo de la producción hasta el consumo final van fluctuando, anualmente, en un rango del 40% al 50%, aseguró Palenque al precisar que una de las causas es el manejo inadecuado y la falta de incorporación de tecnología en el proceso, entre otros factores como insectos, roedores, aves; manipulación en el almacenamiento y el transporte.
En un informe sobre el proyecto "Mejoramiento de la tecnología de cosecha y poscosecha de granos y prevención de pérdidas" de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), IPS asegura que de acuerdo a las estimaciones oficiales, Bolivia pierde anualmente unos 53 millones de dólares en alimentos básicos campesinos por uso de tecnologías inadecuadas.
Consciente de estos riesgos que disminuyen las potencialidades de calidad y cantidad de los alimentos –dijo Palenque– APIA intensifica la ejecución de sus programas de Buenas Prácticas Agrícolas, que pueden ayudar a mejorar la productividad y minimizar las perdidas.
“Existen cursos sobre el almacenamiento adecuado de los productos y sobre las buenas prácticas manufactureras que deben ser aplicadas en Bolivia para incentivar al agricultor a mejorar sus sistemas para lograr productos con calidad de exportación”, acotó.
Por su lado, el presidente de APIA informó que en la reunión de Quito se acordó trabajar en los programas de educación a favor de la agricultura familiar, en coordinación con organizaciones internas y/o externas que respalden estás acciones que contribuyen en alguna medida a la seguridad alimentaria especialmente entre los micro, pequeños y medianos productores.
“El objetivo es trabajar por una agricultura sostenible y productiva en el marco de las buenas prácticas agrícolas a nivel regional y mundial”, reflexionó Richard Franklin, director ejecutivo de la Región Andina de CropLife al valorar –durante su visita reciente– las buenas prácticas agrícolas desarrolladas en los municipios Fernández Lorenzo y San Pedro del Departamento de Santa Cruz. Gabriela Briceño, gerente de los programas CuidAgro y CampoLimpio de CropLife, manifestó su satisfacción por los resultados obtenidos en los dos municipios cruceños.
Conclusiones de CropLife
APIA hizo conocer las principales conclusiones a las que los expertos llegaron en Quito: Incrementar el uso de las tecnologías en el manejo rural desarrollar estrategias multidimensionales y afrontar los retos de viabilidad, capacidades y generacionales.
En cuanto a la pequeña agricultura o agricultura familiar, se dejó establecido que es necesario innovar incentivos para que las nuevas generaciones decidan reemplazar a las anteriores, en la agricultura familiar.
Restablecer los medios de producción con pequeños huertos agrícolas de ciclos cortos y asistir a los agricultores con capacitación, técnicas, créditos y comercialización en mercados formales.
En el marco de las ponencias de Nancy Chunchun (Guatemala), Jessica Mesina (Chile), Javier Lara (Ecuador), por el sector agrícola, y Flavio Alzueta representante de GlobalG.A.P., organismo privado que establece normas voluntarias a través de las cuales se puede certificar productos agrícolas, el encuentro internacional ratificó lo siguiente:
“La educación es el eje fundamental y transversal en todos los procesos de desarrollo en los pueblos; se requiere de capacitación permanente en toda la cadena de producción; el productor debe empoderarse de las nuevas tecnologías y prácticas agrícolas para aumentar su productividad y garantizar la calidad de su producto”.
“Estudiar el mercado para descubrir las demandas de nuevos productos y nuevos nichos de comercialización. Buscar alianzas en cada etapa de la cadena productiva y comercializadora de la agricultura. Alcanzar la certificación de los productos agrícolas asegurando salubridad, buenas prácticas agrícolas y sociales. Conseguir acuerdos asociativos que permitan negociar los productos en igualdad de condiciones”.
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CropLife Latinoamérica es una organización gremial internacional, representante de la industria de la Ciencia de los Cultivos, que investiga, desarrolla y ayuda a los agricultores y autoridades gubernamentales de la región a lograr eficiencia en la producción agrícola en pro de la seguridad alimentaria. La entidad tiene presencia en 18 países latinos y en Bolivia es aliada de la Asociación de Proveedores de Insumos Agropecuarios (APIA)
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