El agro de América Latina y el mundo -según los hombres de negocios, líderes del sector productivo y académicos que asistieron al VII Foro Internacional Crop Life Latin América, realizado en Quito en mayo-, enfrenta el desafío de satisfacer la demanda de alimentos de los 9.000 millones de personas que habitarán el planeta en el 2050.
También se proyecta que para esa gestión, se tendrán que alimentar siete personas con lo que se produzca en solo una héctarea.
¿Cómo perfilar su cumplimiento? Los entendidos en la materia coincidieron en un tema fundamental.
El factor ciencia debe gravitar para que los hombres de campo logren mayor eficiencia y que se deben sembrar las variedades más modernas y productivas.
Otro elemento sugerido es el desarrollo de tecnologías innovadoras que permitan reducir las pérdidas, estimadas en un 48%, de los productos que se cultivan en las fincas agrícolas.
Se destaca también que la región tiene la tierra, los minerales, la biomasa y la biodiversidad más privilegiada del planeta y con la capacidad de producir las calorías para el equivalente a diez veces su población.
En 2012, en Bolivia se promulgó la Ley Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien, que restringe la introducción, producción, el uso, liberación al medio y comercialización de semillas genéticamente modificadas.
El planteamiento de los sectores productivos es que se considere la promulgación de una ley que permita su uso para competir de igual a igual con el resto de los países de la región, que desde hace años están embarcados en el tren de la biotecnología
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