En la mañana siempre viene bien un café cargado, en la tarde se hace necesario un café para el frío y al terminar la jornada es bienvenido un café para charlar con los amigos. Este aromático producto es compañero y aliado de quien desee menos horas de sueño, pero también es la fuente laboral de 26.000 familias bolivianas que viven de su producción y exportación.
En estos años el crecimiento del aporte del sector cafetalero al Producto Interno Bruto (PIB) se incrementó de 5.8 a 14.6 millones de dólares, de forma constante. Este hecho se debe principalmente a la apertura de nuevos mercados, ventas de cafés especiales y el reconocimiento del café boliviano en mercados internacionales.
El presidente de la Federación de Caficultores y Exportadores de Bolivia (Fecafeb), Eustaquio Huiza Tapia, comenta que esta institución nació con el objetivo de romper el monopolio de las grandes empresas exportadoras de café y desarrollar el mercado internacional. A 21 años de su creación Fecafeb logró posicionar el café boliviano entre los mejores del mundo.
Actualmente la entidad cuenta con 40 organizaciones afiliadas. Según Huiza, el mercado del café ya no sólo se concentra en Caranavi, ahora también existe producción en Nor Yungas, Sur Yungas, Inquisivi, Larecaja, Franz Tamayo, Muñecas, por el trópico de Cochabamba, Entre Ríos, Ivirgarzama, Villa Tunari y el parque Amboró y Yapacaní en Santa Cruz.
Hace unos años, el café boliviano era conocido como un café de mala calidad, por lo que llegaba a costar entre 30 y 80 bolivianos por quintal.
Pese a que el producto siempre fue de calidad, debido a los pisos ecológicos y la diversidad de climas, la mala producción lo afectaba. Hoy en día la situación cambió radicalmente, según Huiza, el café boliviano se exporta con un certificado orgánico y un certificado de comercio justo. En este último, uno de los criterios centrales es el compromiso con el medio ambiente.
ECOPRODUCCIÓN
De acuerdo a la presidenta del comité de mujeres de Fecafeb, Susana Lima Balboa, se ha mejorado el producto en consonancia con una visión ambientalista. Antes los árboles eran talados para la siembre del café, pero ahora se plantan las semillas “debajo de sombra, identificando los árboles frutales y maderables, lo que influye mucho en la calidad del producto. Actualmente los productores, saben identificar la calidad del café boliviano y también se cuenta con un laboratorio para garantizar la calidad al mercado internacional.
UN ARDUO CICLO
Desde la plantación hasta la producción de este aromático producto existe un lapso mínimo de 4 años. Durante este tiempo se realiza una inversión de 3 mil a 4 mil dólares por hectárea. Este monto contempla el pago de personal, material que se va a utilizar y alimentación, entre otros factores.
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