Jaime Pinto, licenciado en Estadística; Gonzalo Colque, director de la Fundación Tierra; Gustavo Medeiros, especialista en Desarrollo agropecuario, y Fernando Crespo, agroeconomista, fueron los panelistas —moderados por la periodista Lucía Sauma— que analizaron los beneficios de un censo agropecuario y su repercusión en la seguridad alimentaria.
“Un censo es una operación estadística de gran escala para conocer el estado de informaciones de un sector, en este caso el agropecuario, y así promover políticas públicas y proyectos, sin ello es difícil hacerlo”, opinó Medeiros.
“La importancia de este censo radica en el vacío de información que hay en el país sobre el tema. El primer censo fue antes de la Reforma Agraria y el país cambió desde entonces”, indicó Colque.
“Ante la carencia de información clara, no se conoce la estructura agraria del país y los términos en los que se producen alimentos”, manifestó a su turno Crespo.
“Debería haber estudios puntuales mostrando la diferencia y heterogeneidad del mundo rural”, agregó el especialista.
Pero, ¿cuál la causa para que no se realizara un censo agropecuario en 28 años? Para Pinto, el problema es una cuestión cultural y no financiera. “El problema financiero se puede solucionar, en La Paz hubo resistencia de la gente por una situación política”.
“Mucha gente se ha opuesto al censo porque lo asociaba al cobro de impuestos y también hay otro tipos de intereses económicos en propiedades grandes con historia legal y jurídica no esclarecida”, agregó Colque. Se calcula que Bolivia posee 15 millones de hectáreas para la producción agropecuaria de las cuales sólo se utilizan tres millones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario