Las dificultades en las actividades agropecuarias en diferentes sectores del país, pero principalmente los efectos climatológicos en el altiplano, por efecto del fenómeno de la Niña, han alterado los planes productivos de miles de campesinos, los que se vieron obligados a buscar actividades alternativas.
Justamente en ese proceso emerge una situación coyuntural que se da en el sector de la producción minera con un repunte favorable de los precios en mercados internacionales, lo que induce a una gran cantidad de agricultores, a convertirse en "mineros de temporada".
Por supuesto que ese traspaso de fuente laboral no es sencillo considerando que las fuentes laborales mineras, bastante sacrificadas y que necesitan de cierta especialidad están generalmente copadas y hasta sobrecargadas, por tanto la incorporación de más gente a las minas es poco menos que imposible.
Pero, cuando el hambre apremia y la codicia predomina, toda acción es posible y, en este caso al que nos referimos, se convierte en acciones de fuerza que se ejecutan bajo alternativas inclusive de violencia y su identificación en los términos legales, es directamente de avasallamiento, lo que se cumple sin medir consecuencias, por los perjuicios ocasionados a mineros asalariados y sus familiares, a empresarios y por supuesto a dirigentes y autoridades que se enfrentan a situaciones altamente conflictivas.
El Viceministro de Cooperativas, reveló que en los dos últimos años por lo menos unos 40 mil campesinos se convirtieron en mineros, alentados por los precios altos de los minerales. La cifra es correcta si de acuerdo al informe oficial del año 2010 se registraron 60 mil mineros cooperativistas y para finales del 2011 y el primer trimestre del año en curso la cantidad de los campesinos mineros se elevó a más de 100 mil.
Según los expertos en el tema, este problema coyuntural tiene pros y contras, por un lado altera los contratos regulares de mineros tradicionales, permite además una explotación caótica de ciertos yacimientos y al mismo tiempo una abierta evasión impositiva, pues los "mineros temporales", no tributan nada.
El auge coyuntural de la minería registra mayor ascendencia en sectores mineros tradicionales, especialmente en el occidente del país, el caso de Potosí, Oruro, inclusive La Paz y Cochabamba; sin embargo, se han dado casos especiales del asentamiento de cooperativas mineras nuevas en la zona oriental, donde principalmente se crearon cooperativas auríferas, en el caso del Beni en el cerro San Simón, en tanto que en Pando los asentamientos se producen en las márgenes del río Madre de Dios y en Santa Cruz en la zona de la Chiquitanía.
Si bien la vigencia de precios altos, aunque con recientes bajones, ojalá sean de orden coyuntural, han creado un ambiente propicio para nuevos proyectos mineros, no precisamente "temporales" como los que crean los cooperativistas, es necesario que las autoridades sectoriales analicen la situación y establezcan normas y condiciones favorables a la actividad minera, pero enmarcadas en aspectos legales y no alentando avasallamientos, que están fuera de la ley.
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