Se cuenta con un plan de contingencia que incorpora un conjunto de acciones para hacer frente sobre todo a la falta de agua.
LA PAZ
Cambio
El Ministerio de Defensa, a través del Viceministerio de Defensa Civil, se prepara para enfrentar el período de sequías y heladas que caracterizan el invierno, luego de haber afrontado el fenómeno La Niña, que dejó en el país 20 fallecidos y 51.831 familias damnificadas, informó un boletín del Ministerio de Comunicación.
“El plan de contingencia diseñado por esa entidad recoge la experiencia de los desastres provocados por riadas, granizadas e inundaciones que castigaron a poblaciones y comunidades rurales, a las que se socorrió oportunamente”, dijo el viceministro Óscar Cabrera.
En ese sentido, la previsión y urgencia predomina en ese plan que ha comenzado a socializarse en los municipios que históricamente son los más afectados por la sequía, particularmente los situados en el chaco boliviano, compartido por los departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija.
La autoridad señaló que por ello se ha planificado un conjunto de acciones preparatorias frente al inminente período de sequía y heladas, que suele presentarse a partir de mayo y junio, además de provocar una crisis en septiembre y octubre, cuando los ganaderos del chaco claman por ayuda para obtener agua para su consumo y de sus animales.
Sin embargo, se adelantó que la fórmula para enfrentar con éxito esos siniestros se basa en realizar un trabajo de información y coordinación entre todas las entidades encargadas de atender las emergencias, entre ellas el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), entidad que da la primera señal.
En ese sentido, la difusión de las actividades de previsión en forma masiva y la coordinación con los municipios constituyen los ejes del Plan de Contingencia que maneja el Viceministerio de Defensa Civil.
Por el momento se ha reportado que la ola de frío que provoca heladas todavía no ha sido crítica como suele acontecer a esta altura del año. La sequía tampoco se ha manifestado en las regiones.
Sin embargo, cuando esos fenómenos se acentúan, los daños ocasionados impactan en la producción y en la economía de los sectores más pobres, como la de los campesinos, agricultores y pequeños ganaderos.
En lo que se refiere a la sequía, aparte de afectar a la producción, también amenaza la salud de los habitantes del área rural, pues comienzan a producirse casos de desnutrición y otras enfermedades recurrentes.
La falta de agua además ocasiona la sequedad y erosión de los terrenos, lo cual deriva en que no brote el alimento para los rebaños de ganado camélido, bovino y ovino. Eso también diezma la principal actividad económica que sustenta a las familias.
Es por ello que el Ministerio de Defensa está tomando cartas en el asunto, pues el objetivo central es prestar asistencia humanitaria a la población damnificada, articulando y poniendo en marcha las acciones planeadas en el marco del Sistema Nacional para la Reducción de Riesgos y Atención de Desastres y Emergencias, tanto a nivel nacional como departamental y municipal.
En el fondo, la intención es reducir los eventuales perjuicios a la salud y proteger la producción agropecuaria mediante la asistencia con ayuda inmediata a las regiones más sensibles.
Se debe tomar en cuenta que las zonas vulnerables son precisamente las que tienen ingresos más bajos, elevados niveles de desnutrición y escasas posibilidades de enfrentar por sí mismas la sequía en sus territorios donde cultivan alimentos.
Para Cabrera, el plan debe llegar a los departamentos y municipios afectados por este tipo de desastres. Asimismo señaló que las gobernaciones y alcaldías también deben tomar previsiones.
Las características del plan de contingencia
El Plan de Contingencia consigna los pronósticos, los previsibles impactos, los eventuales escenarios, el número predecible de víctimas, las estrategias, la movilización y los recursos para encarar situaciones de desastre que obligan, de ordinario, a decretar emergencia departamental, informó Óscar Cabrera.
Se cuenta con dos millones de euros, que forman parte de un proyecto de reducción de riesgos y desastres en el chaco. El soporte económico cuenta con el respaldo de la Comisión Europea. Parte del proyecto de referencia es la identificación de soluciones factibles y viables en los municipios castigados por la naturaleza hostil: Charagua, Boyuibe, Cuevo y Gutiérrez (Santa Cruz), Huacareta, Muyupampa y Huacaya (Chuquisaca), Entre Ríos, Yacuiba, Villamontes y Caraparí (Tarija).
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