Se conoce que el suelo es una sustancia compleja formada de minerales, materia orgánica, organismos, aire y agua, y es importante por su capacidad para sostener los vegetales, siendo el primer eslabón en las cadenas alimenticias y es la base de la existencia, de los seres humanos, animales y microorganismos.
Además, es un recurso básico para la producción y alimentación, colecta y purifica el agua, el uso del suelo se determina por su vocación agrícola, ganadera o forestal.
El suelo se crea a partir de rocas que gradualmente se fragmentan en pequeñas partículas, en las que influyen el clima y organismos vivos como líquenes, algas y hongos que crecen en la superficie de las rocas y producen ácidos que hacen grietas en las mismas y por diversos factores.
Para conocer algo más de la importancia del manejo del suelo, acudimos al libro "Educación Ambiental" que fue editado por la ex Prefectura del Departamento, donde indica que el adecuado manejo del suelo permite su conservación, mientras que la erosión es la pérdida de suelo causada por factores climáticos, y se asegura que el 40 por ciento de las tierras del país están siendo afectadas por los procesos de erosión y degradación, considerando que Bolivia tiene escasa disponibilidad de unidades productivas de óptima calidad.
Asimismo, el 22 por ciento de las tierras de baja producción están gravemente degradadas y las restantes están amenazadas, perdiendo sus cualidades físicas, químicas y biológicas, debido a inadecuadas técnicas de producción, contaminación minero industrial y agroquímicos.
Las prácticas para el control de escurrimiento no solamente tienen como función frenar la velocidad del agua que escurre sobre la superficie del suelo, sino que su efecto va muy ligado al mejoramiento de la infiltración, por consiguiente al aumento de la humedad en el suelo.
Dentro de estas prácticas está la construcción de muros de piedra, muros de tierra, diques en las cárcavas, zanjas de coronación y otros que controlan la erosión de la tierra.
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