Aunque el debate no es nuevo, productores agrícolas cruceños y especialistas sostienen que el uso de biotecnología es fundamental para aumentar la productividad y así lograr ampliar la frontera agrícola en 1 millón de hectáreas por año hasta 2025.
El uso de la biotecnología está en la agenda planteada por el agro cruceño al Gobierno, ante el desafío propuesto este año por el Ejecutivo de ampliar la frontera agrícola en 1 millón de hectáreas por año hasta 2025.
Aunque el debate ya lleva tres años, ahora los productores y otros especialistas señalan que es una de las condiciones para aumentar la productividad y la competitividad que deben acompañar la expansión agrícola propuesta; mientras que un ingeniero ambiental cuestiona que su uso apunte sólo a producir más y no a producir con calidad.
Por su parte, el Gobierno deja la discusión en manos de la Asamblea Legislativa Plurinacional, como manda la Constitución Política del Estado (CPE) en su artículo 409, que señala que “la producción, importación y comercialización de transgénicos será regulada por ley”.
Para el gerente general de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Edilberto Osinaga, los productores no tienen otra alternativa que aplicar la biotecnología. “Ya producimos con desventaja en maíz y soya y el algodón está desapareciendo. Si no producimos, lo que necesitamos para el consumo interno lo importamos y con eso también consumimos transgénicos”, afirmó.
Para ilustrar la situación dijo que este año se produjo 1.800 hectáreas de algodón cuando antes producían 60.000 y eso se debe a que “con semillas convencionales no funciona el algodón”.
Existe un Comité de Bioseguridad conformado por varios ministerios, entre ellos el de Medio Ambiente, el de Desarrollo Rural y otros, que deben trabajar en el impulso a la investigación; pero sus delegados no han sido nombrados y el comité no está en funciones.
Osinaga dijo que, en vista del retraso en las investigaciones, buscan que se les dé un permiso temporal para el uso de semillas transgénicas. Además, hizo notar que la CAO no pide autorizar su uso en todos los cultivos, sino sólo para los tres mencionados arriba.
“Pan hoy y hambre mañana”
El presidente de la Asociación de Proveedores de Insumos Agropecuarios (APIA), Marcelo Traverso, señaló que la propuesta estatal es válida porque el país tiene espacio para expandir el agro y no sólo en Santa Cruz; pero que “el tema es cuán responsable es aumentar la superficie cuando no se está obteniendo mayor rendimiento en lo que tenemos”. Dijo que la única forma de hacerlo es usando tecnologías, siendo una de ellas la biotecnología.
Añadió que la expansión por sí sola es “pan para hoy y hambre para mañana”, pues “es una meta a corto plazo, con beneficios a corto plazo; pero no significa hacer agricultura sustentable”. Explicó que la biotecnología permite el manejo integrado de plagas, el mejoramiento genético y abarata los costos.
Para Traverso es preciso dar al productor las mejores condiciones para crecer y “desmantelar 1 millón de hectáreas al año no es el camino”.
Efectos del cambio climático
“Tenemos que optimizar en tiempo y ahorrar en costos de producción”, afirmó el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Demetrio Pérez.
El uso de semillas transgénicas permite enfrentar los efectos del cambio climático, ya que podrían incorporarse variedades resistentes al excesivo viento o para resistir al agua en época de intensa lluvia.
Osinaga recordó que “la discusión no es nueva” y que “hay apertura del Gobierno”, por lo que la CAO trabaja en un plan “más grande” orientado a la expansión, que será presentado al Ejecutivo dentro de aproximadamente un mes.
Para lograr la expansión planteada “haremos las inversiones y leyes que sean necesarias y las modificaciones institucionales que sean necesarias”, dijo hace poco en Santa Cruz el vicepresidente Álvaro García, en los 50 años de la CAO.
Consultado sobre el tema y al margen de las argumentaciones a favor o en contra, el viceministro de Desarrollo Rural y Tierras, Víctor Hugo Vásquez, se limitó a responder que “es un tema pendiente que debe resolver la Asamblea Legislativa” y que “si no es en esta gestión, será en la otra”.
En desventaja con vecinos
El primer argumento a favor del uso de transgénicos es el incremento de la productividad. El presidente de APIA, Marcelo Traverso, destacó que mientras Argentina produce un promedio de 3 toneladas de soya por hectárea y Brasil 2,8 usando transgénicos, Bolivia sólo produce poco más de 2 toneladas por hectárea sin biotecnología.
En lo referente al maíz, el presidente de Anapo, Demetrio Pérez, dijo que actualmente en el país se producen 3 toneladas por hectárea, pero con uso de biotecnología podría llegarse a producir 10 a 14 toneladas.
En cuanto a la investigación, Traverso puso como ejemplo que mientras a Brasil le cuesta 1 o 2 millones de dólares hacer investigación para incorporar una variedad transgénica resistente, por ejemplo de frijol, que puede aumentar el rendimiento por hectárea; al Estado boliviano puede costarle 10 millones de dólares investigar cómo hacer algo similar por el medio tradicional científico.
Para el caso de la soya, dijo que por no usar biotecnología, en cada temporada el productor boliviano gasta unos 30 dólares por hectárea en la compra de insecticidas, “dinero que podría estar ahorrando”.
Fundamental
Para el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, el uso de la biotecnología es “vital y fundamental” para el éxito de la expansión de la frontera agrícola y para triplicar la producción de alimentos hasta 2025. El argumento también es la competitividad.
Del otro lado, el presidente el Colegio Departamental de Ingenieros Ambientales de Cochabamba, Huáscar Medrano, cuestiona que el planteamiento se centre “en el tema comercial” y no en la seguridad alimentaria. Además, desde el punto de vista ambiental, dijo que se apunta al monocultivo que degrada la tierra.
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