lunes, 17 de septiembre de 2012

Proyecto mejora en 20% ingresos de 74 mil familias de agricultores



Desde fines de 1998 hasta septiembre de 2011, una iniciativa del Banco Mundial (BM) mejoró, en al menos 20%, los ingresos de agricultores de 23 provincias de Argentina, lo que benefició a cerca de 74 mil familias.

Según información del BM en su web, la operación financió 12 mil subproyectos de asistencia técnica y mejoramiento de la calidad de vida de dicha cantidad de familias de productores agrícolas, En total, el número de personas favorecidas es de 355 mil, de las cuales el 50% es mujer.

Se dio prioridad al desarrollo rural y a la reducción de la pobreza en el marco de las estrategias nacionales y provinciales y se consiguió fortalecer la colaboración entre agricultores e instituciones.

De manera integral, el proyecto mejoró el bienestar y la calidad de vida del número de familias citado al aumentar el suministro de alimentos. Además, las mujeres, en particular, alabaron los beneficios del acceso a letrinas, a instalaciones de almacenamiento de agua, energía solar y mejoras en sus viviendas. En las comunidades indígenas, los beneficiarios también apreciaron la asistencia técnica y la capacitación que les brindó el proyecto, así como su nueva capacidad para reivindicar sus derechos e interactuar con las instituciones del país.

La publicación del BM hace notar que históricamente se pasó por alto la pobreza rural en Argentina debido, principalmente, a la gran dispersión de los agricultores pobres en las economías regionales que habitan zonas remotas alejadas de los centros urbanos, lo que se convirtió en un desafío a superar en el marco del proyecto.

Asimismo, la recesión económica de mediados de la década de 1990 y la contracción de los gobiernos locales redujo las oportunidades laborales en otros sectores productivos. La mecanización de la agricultura eliminó el trabajo estacional. Se restringió la tradicional válvula de seguridad de las familias rurales —la migración a zonas urbanas— y causó un grave descontento el regreso de los migrantes a las zonas rurales.

Al mismo tiempo, los esfuerzos del Gobierno por conseguir la estabilidad macroeconómica hicieron mermar su participación en el sector agropecuario.

Esto trajo consigo la reestructuración generalizada de este rubro a fin de explotar las ventajas comparativas del país y promover la producción y las exportaciones por medio de la diversificación y una mayor productividad. Sin embargo, los pequeños agricultores no tuvieron acceso a los recursos necesarios — financiamiento, infraestructura productiva y asistencia técnica— para adaptar sus sistemas productivos a la nueva estructura de incentivos.

Por otro lado, los gobiernos provinciales y el nacional carecían de políticas y estrategias adecuadas, así como de la capacidad para apoyar a los campesinos.

Estrategia. En ese marco, el Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios (Proinder) fue diseñado a fin de fortalecer el desarrollo rural y reducir la pobreza mediante la entrega de asistencia focalizada a pequeños productores y el fortalecimiento de la capacidad de las autoridades e instituciones sectoriales nacionales y provinciales.

El costo agregado del programa integral fue de $us 139,4 millones, de los cuales el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) aportó $us 119,8 millones o sea el 86%. La ayuda fue mayor que la planificada originalmente debido a las circunstancias fiscales excepcionales que afectaron a Argentina entre 2000 y 2004.

Alrededor del 85% de los recursos crediticios agregados del Banco Mundial fue destinado al Fondo de Inversión Rural, lo que se usó para financiar subproyectos de infraestructura y producción para los agricultores.

Un grupo logra 40% más de lo usual

El ingreso neto de las 74 mil familias beneficiadas con el proyecto aumentó en al menos 20%, aunque para unas 39 mil del total (alrededor del 53%) la ganancia se incrementó incluso en 40% debido al estímulo a la productividad generada por las inversiones, según datos del proyecto ejecutado por el BM en áreas rurales de Argentina.

El informe señala que el plan, denominado Proinder, alcanzó sus objetivos, si bien en un período más largo que el esperado (agosto de 1998 a septiembre de 2011).

Por ello destaca el apoyo que brindó el Programa Nacional de Emergencia por Inundaciones en Argentina.

Los resultados logrados son los siguientes: 12 mil subproyectos de inversión en infraestructura y producción que beneficiaron a unas 74 mil familias de pequeños agricultores de 23 provincias. En total, ayudó a más de 355 mil personas, de las cuales, alrededor de la mitad es mujer. La proporción de agricultores con el ingreso más bajo antes del proyecto disminuyó del 15% al 5%, lo que da cuenta del importante impacto del programa en la reducción de la pobreza, se lee.

Conforme al registro de beneficiarios, el 65% de los subproyectos de inversión benefició a mujeres, jóvenes y personas indígenas de la región, y el 15% de todos los subproyectos tenía a mujeres como titulares principales.

Los beneficiarios se organizaron en 1.550 asociaciones, incluso en provincias donde no había tradición de actividad colectiva.

En 1990, el Proinder otorgó $us 40 millones en financiamiento al programa gubernamental de emergencia por inundaciones, el cual benefició a 39 mil familias.

Además, resaltan que se consiguió integrar con éxito los planes de desarrollo rural y de reducción de la pobreza en las estrategias y políticas sectoriales nacionales y provinciales de Argentina.

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