Agricultores que cultivan granos, principalmente soya y sorgo, en fundos diseminados en Pailón, Tres Cruces, Pozo del Tigre, El Tinto y las colonias menonitas Belice y Manitoba declaran la ‘guerra’ a las totaquis, aves migratorias que en bandada devoran la producción de dichos sembradíos.
Precisamente, para hacer frente al ataque de las miles y miles de aves varios menonitas de la colonia Manitoba, distante 160 kilómetros al este de Santa Cruz, han incursionado en nuevas prácticas que incluyen tecnología importada para espantar las totaquis, población que se estima en esta época alcanza a 40 millones.
Es el caso de Franz Classen, un menonita que cansado de los perjuicios provocados por las totaquis -perdió 10 hectáreas de sorgo de las 30 que sembró en 2013- incorporó un sistema que incluye un equipo fabricado en España que con la ayuda de gas de uso doméstico contenido en una garrafa produce una fuerte explosión, cuyo sonido aleja a las aves de los sembradíos. Desveló que con esta táctica implementada atemorizó a las aves y salvó su producción. “Invertí $us 300 por equipo -compró tres- y conseguí reducir mis gastos porque el año pasado perdí $us 3.000 en semilla, agroquímicos y petardos. Unas 10 hectáreas fueron arrasadas por las totaquis”, dijo.
Por estos días, por la plaga de las totaquis la colonia Manitoba y otras que se concentran en Tres Cruces y Pozo del Tigre se asemejan un campo de batalla. Los estruendos producidos por la explosión de los equipos se escuchan en la mayoría de los sembradíos de girasol y sorgo. El mayor porcentaje de las 95.000 y 230.000 hectáreas de girasol y sorgo, respectivamente, sembrada en la campaña agrícola de invierno se concentra en esta zona.
Los menonitas deducen que el ataque de las totaquis impacta en los rendimientos. Estiman que, en el caso del girasol, mengua de 1,2 y 1,3 toneladas a 600 y 800 kilos por hectárea; en el sorgo, cae entre un 30 y 40%. Cuantificar las pérdidas económicas es difícil, pero dan cuenta de que para producir una hectárea de girasol invierten $us 400, y en una de sorgo unos $us 350.
Los colonos menonitas no son los únicos afectados por la plaga de las totaquis. En un recorrido por fundos de empresas agrícolas nacionales y foráneas se evidenció que recurren a métodos tradicionales como el uso de petardos, altoparlantes con sonidos estridentes y espantapájaros para alejar a las aves.
Estás técnicas son infructuosas porque las totaquis no se mudan del área cultivada.
La desesperación de los productores llega al límite. Más de uno, que tiene capital invertido en grandes extensiones de girasol, procedió a la fumigación aérea para secar el cultivo antes de que alcance su ciclo vegetativo natural, a fin de salvar la producción. En el caso del sorgo, sucede lo propio, están levantando el grano antes de que cierre su ciclo de desarrollo productivo.
Las miles y miles de aves no solo afectan los sembradíos de girasol y de sorgo, también arrasan con soya, chía, frejol, trigo y otros cultivos. Los loros son otra plaga que también afecta a los cultivos de granos en la zona este.
El turismo asoma como un paliativo
Impulsar la cacería deportiva a través de operadores de turismo asoma como una salida para tratar de atenuar el crecimiento de la población de totaquis en las áreas productoras de grano, especialmente la zona este de la región.
El estudio Las totakis: un problema y una oportunidad, realizado por la bióloga Betty Flores, docente de la Uagrm, junto a otras siete personas, identificó en tierras bajas del este cinco emprendimientos privados: Bolivian Adventures-La Leyenda Lodge, Bolivian Adventures-Las Palomas Lodge, Amazon Bolivia Safaris, Fin&Feather y Condor Outfitter&Classic Sport International que ofrecen paquetes de cacería a turistas extranjeros en poblaciones que corresponden a los municipios de Cuatro Cañadas, Tres Cruces y San José de Chiquitos.
En la publicación mencionada, la investigadora cree que este tipo de iniciativas, a través de la cacería, se debería aprovechar para tratar de atenuar la multiplicación de totaquis en las áreas de producción de granos. Deduce que mientras siga la expansión de la frontera agrícola resultará díficil combatir las totaquis que disponen de granos el año ‘redondo’.
Durante el estudio, Flores identificó dormideros de totaquis en Tarcore, Guadalupe, Las Piedras, Chajema, Chacolejos, Pantanal, Manitoba y, de torcazas, en la colonia menonita El Tinto. Productores hablan de más de 40 dormideros en la zona de expansión
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