Si bien se ha ido creciendo paulatinamente en la producción de trigo en la última década, todavía los bolivianos somos dependientes en la provisión de harina de trigo, a pesar de contar con regiones potenciales para este cultivo en departamentos como Santa Cruz, Cochabamba, La Paz, Chuquisaca, Potosí, Oruro y Tarija.
Será que todavía no hay políticas públicas claras y efectivas para hacer posible la producción de trigo en Bolivia a fin de satisfacer la demanda interna insatisfecha de 700 mil toneladas que se requieren y así podamos consumir el pan nuestro de cada día con harina boliviana. Esa es la interrogante que tiene la población ahora que el pan viene escaseando en las ciudades y en el campo, pese a los reiterados reclamos de los productores de ser escuchados y avanzar en la tarea de producir y colmar la demanda interna.
No faltó algún ciudadano que al ver las largas colas y acudir a las panaderías recordó los nefastos tiempos de la UDP, de las de dictaduras y golpes de estado que a la gente le tocó vivir en esos tiempos.
Lo que no se entiende es cómo podemos consumir harina de trigo de otros países como la Argentina y del contrabando, contradiciendo la tan mentada “soberanía alimentaria”, que solo sirve de slogan ahora al ejecutivo y porque estamos más lejos de hacer realidad el sueño de cientos de campesinos, agricultores y de los bolivianos, en estas condiciones; o será mejor negocio comprar trigo importado o de contrabando en desmedro de los agricultores; quitando fuentes de trabajo e ingresos a miles de bolivianos, desde los productores, transformadores, comercializadores e incluso a las “caseritas” de las tiendas de barrio y en las calles, o será que nos sobran divisas para comprar a ajenos y desmerecer al pueblo.
Esta realidad también fue desnudada en una acalorada conversación entre el periodista Enrique Salazar del Canal 11 en su programa “Que no me Pierda”, quien cuestionó sobre la producción de trigo en Bolivia, a la Ministra de Comunicación del Estado Plurinacional de Bolivia, Marianela Paco, en la que el único perdedor fue el ciudadano, por cuanto no se encontró respuesta a la inquietud, de un periodista, sino de la audiencia.
Sin embargo luego de la realización de la Cumbre Agropecuaria “Para sembrar Bolivia” en la que participaron pequeños, medianos y grandes agricultores, se espera que los planteamientos con consensos se hagan realidad y no se deje más pasar el tiempo y esos acuerdos solo queden en anuncios y expectativas.
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