Dos variedades de ají y amaranto están revolucionando la producción agrícola en el municipio de Padilla de la provincia Tomina del departamento de Chuquisaca y contribuyen estratégicamente a la seguridad alimentaria regional y nacional, informó la Cooperación Suiza, a través del Programa de Innovación Continua (PIC) y el Consejo Departamental de Competitividad (CDC).
Padilla, en su mayor parte, basa su economía sobre el rubro del ají y maní. El amaranto también se ha convertido ahora un factor de desarrollo agrícola fundamental para la región, razón por la cual el PIC junto al CDC Chuquisaca y la Cooperación Suiza decidieron promover políticas para aprovechar, acertadamente, lo que tiene la región en materia de producción agrícola.
Las variedades fueron obtenidas por los productores después de ocho años de intenso trabajo de innovación productiva y fueron bautizadas con el denominativo de Citace y Taceci para el caso del ají.
Mientras que en amaranto fueron identificadas con el nombre de Pucará y Tomina, puso al descubierto Fidel Rojas Solis, productor y uno de los principales promotores para innovar la producción agrícola.
En el ají, por ejemplo, actualmente, Tomina se encuentra en proceso de obtención de una variedad de color rojo y amarillo, en ambos casos dulce, denominado San Julián, informó la cooperación.
Los resultados genéticos salieron a luz el pasado 12 de mayo y el Programa de Innovación Continua (PIC) de la Cooperación Suiza en Bolivia (Cosude), a través del Consejo Departamental de Competitividad de Chuquisaca (CDC), certificó la variedad y anunció que el departamento dio un paso estratégico para el desarrollo de tecnologías novedosas para la producción agrícola regional.
El propio embajador de Suiza en Bolivia, Peter Bischof, subrayó los logros alcanzados por los productores en relación a la innovación agropecuaria que viene impulsando la cooperación.
Suiza, desde que llegó a Bolivia en 1969, está contribuyendo, decididamente, a la “reducción de la pobreza y de las desigualdades (sociales)”, enfatizó el diplomático helvético.
El programa de Innovación Continua (PIC) de la Cooperación Suiza comenzó en Chuquisaca en 2007. Un año después, en 2009, se iniciaron gestiones para una alianza con el Consejo Departamental de Competitividad (CDC). A partir de 2010 la alianza CDC-PIC Consude permitió aprovechar las capacidades de articulación y concertación del CDC y la experiencia en procesos de innovación continua del PIC, informó el coordinador del CDC Chuquisaca, Jamil Campero.
A través del PIC, la Cooperación Suiza apoyó con más de 7.5 millones de dólares entre en 2007 y 2015 en múltiples programas de desarrollo agrícola en coordinación y alianza con socios públicos (Estado) y privados (productores) alcanzando de esta manera a 29.000 familias en 26 municipios de los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca, Santa Cruz y Tarija.
INNOVACIÓN PARA AMINORAR EL HAMBRE
La contribución del PIC con apoyo Suizo al desarrollo tecnológico regional y nacional tiene que ver con la tecnificación e incremento de la productividad de los cultivos de ají, maní, trigo y amaranto en el departamento de Chuquisiaca, señaló Eloy Blanco, técnico del proyecto.
A su turno Campero, en su condición de coordinador de programas del CDC Chuquisaca, manifestó que las tecnologías implementadas permitieron el incremento de los ingresos económicos de los productores en un 20% en los cultivos de amaranto, ají y maní en la región.
“A partir de la producción de la semilla tanto del ají como del amaranto la cooperación está trabajando, actualmente, en la promoción de empaques”, dijo Campero.
Hoy los productores son reconocidos como “semilleristas” por la Alcaldía de Padilla, el Iniaf y otros, indicó el coordinador del CDC Chuquisaca.
GENERACIÓN DE RECURSOS
La generación de recursos para los productores también es un tema primordial que ha despertado mayor interés no solo para las comunidades involucradas en el proyecto, sino, fundamentalmente, en la cooperación.
“En el caso del ají se comercializa actualmente a 280 bolivianos el quintal en vaina”, comentó al respecto Rojas.
Sin embargo los beneficios no quedan ahí. Según Rojas, en la capital se logra comercializar el producto con un 20% más del precio ofertado.
“Pero la decisión de conseguir mejores precios procesando con más eficiencia el producto derivó en que el ají puede ser vendido incluso con un incremento de hasta el 70% es decir, a 420 bolivianos el quintal del ají en vaina”, puntualizó el productor.
“El PIC en Chuquisaca contribuyó sustancialmente a la reducción de la pobreza y al mejoramiento de la calidad de vida de familias productoras rurales, a través de la implementación y consolidación del Programa de Innovación Continua como modelo tecnológico orientado a incrementar la productividad, el empleo de calidad e ingresos dignos con inclusión económica de la región”, señaló.
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