Resultó que no era una locura, como les dijeron los que manejaban el Gobierno en el 2006. El sueño de convertir a Sucre en productor de hortalizas, cada vez, es más real, y la mayor prueba, es la estación experimental agrícola de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB). Ya comenzó a producir, y los resultados preliminares son “extraordinarios” e “impensados”, según los mismos impulsores del proyecto.
Se trata de un logro, que bien podría significar en el inicio de la transformación agrícola de la región.
La razón es simple: la tecnología productiva que se utiliza en el sur de España, funciona mejor de lo que se esperaba en Bolivia. O mejor dicho: en Sucre.
El proyecto –que es parte del Proyecto Cachimayu, el mismo que busca convertir a Sucre en productor de hortalizas–, nació en el año 2006 en la UASB, y gracias a las universidades de San Francisco Xavier y de Almería (España), la UASB logró financiamiento de la Cooperación española, para construir la estación experimental agrícola.
La idea era probar la tecnología productiva de Almería, una de las superficies invernadas más grandes del mundo, en Sucre (Bolivia), una zona aparentemente desértica, similar a lo que era Almería antes de 1960.
RESULTADOS PRELIMINARES
Según los resultados preliminares que mostró y ofreció la UASB, la tecnología que se utiliza en Almería, funciona en Sucre.
En el invernadero que construyen en la UASB desde el 2009, actualmente se cultivan tomates. La cosecha inició el pasado 18 de noviembre, y la gran sorpresa fue que obtuvieron un rendimiento de entre ocho y 12 kilos de tomate por planta. Eso, extendido en una hectárea, significa un rendimiento de 240 a 250 toneladas.
En Almería, el rendimiento por hectárea alcanza, máximo, a las 160 toneladas por hectáreas, según las cifras del coordinador del proyecto, Gonzalo Salame. A nivel experimental, el rendimiento también es de 250 toneladas por hectárea en Almería, pero en Sucre ni siquiera se esperaba alcanzar las 100 toneladas. Así que, de lejos, se sobrepasaron las expectativas.
Es decir, podría afirmarse, casi con completa con seguridad, que la tecnología que se utiliza en Almería, la de producir hortalizas en invernaderos, funciona en Sucre.
Lo que falta ahora es terminar de adaptar esa tecnología a nuestro medio y luego transferirla a los agricultores. Para eso, sin embargo, todavía habrá que esperar, y depende también del impulso que le vayan a dar las autoridades locales y gubernamentales a este proyecto.
Por supuesto, el invernadero que tienen en la UASB es muy caro, debido a la tecnología que se usa, el mismo que controla humedad, radiación, temperatura, riego, etcétera. El desafío, sin embargo, es ese: adaptar la tecnología al nuestro medio, con materiales locales, para hacer viable la transferencia de tecnología.
“Almería es el área cubierta de plástico más grande del planeta (invernaderos). Tiene 35 mil hectáreas cubiertas de plástico. De ese total, 32 mil son invernaderos rústicos. Vamos a crear modelos (de invernadero), con materiales locales, para abaratar los costos”, adelantó Salame.
Por la alegría que se vio en su rostro, parece que lo conseguirán.
Un último apunte: los tomates que se están cultivando en el invernadero de la Universidad Andina son impresionantes: buen color, relucientes, de hasta 104 milímetros de diámetro, y da ganas de comérselos en el acto.
Favor indicarme dirección o correo electronico para mayores referencias escribir a paogam@gmail.com.
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