domingo, 5 de diciembre de 2010

Estudio revela que prácticas no adecuadas traen baja producción agrícola en el Chaco

La sequía genera un impacto en la producción agrícola a nivel nacional. Pero en el caso particular del Chaco yacuibeño, la falta de producción se debe más a un mal manejo técnico que climático. Así lo define un estudio realizado por técnicos locales y dado a conocer, en parte, a EL NACIONAL. A la cabeza del mismo se encuentra el profesional agropecuario Armando Gómez.

Según la explicación, los funcionarios técnicos de instituciones públicas y privadas, están mal asesorando y brindando una inadecuada asistencia técnica a los agricultores.

“Es indignante ver que nuestros agricultores año tras año, por falta de cosecha, deben mendigar y estirar la mano a las instituciones públicas para que les den un poco de semilla e insumos”, relató. Al mismo tiempo hizo una exposición que fundamenta su trabajo.

El documento resume los siguientes datos: El municipio de Yacuiba, tiene tres pisos ecológicos según la cantidad de lluvia caída cada año. Primero está el Chaco húmedo o denominado pie de monte, donde se alcanzan 800 a 1.100 mm de lluvia por año. Geográficamente comprende desde la Serranía del Aguaragüe hasta la población de Caiza.

El segundo piso ecológico se conoce como zona de transición con lluvias alcanzadas de 600 a 800 mm por año. La misma comprende desde la comunidad de Caiza hasta El Bagual. Y el tercero es propiamente la llanura chaqueña, con 450 mm por año de lluvias y comprende desde la comunidad El Bagual hasta la zona de frontera con el Paraguay.

El estudio también identifica algunas características de la producción agrícola. La primera es que en la zona del Chaco húmedo, o pie de monte, están asentados el mayor número de agricultores del municipio de Yacuiba. Los suelos son más fértiles, se tiene mayor cantidad de lluvia por año y donde en el lugar se ejecutan proyectos de la Alcaldía, la Gobernación Regional, el Gobierno Nacional, ONG y Fundaciones, entre otras.

“Paradójicamente en esta zona no se tiene cosechas”, señala parte del documento. Es en la Colonia Sur, donde trabajan las comunidades menonitas donde se cosecha todos los años. “Estos están en la zona de Transición, donde se la que tiene menos agua y se cosecha cada temporada”, agrega.

Otra razón es que en 2010, cuando la sequía fue el principal factor para las pérdidas de la cosecha y el Gobierno decretó en emergencia a los 16 municipios del Chaco a través del Decreto Supremo 560 (hubo pérdida del 70 por ciento de la producción), en el municipio de Yacuiba se realizaron algunos “ensayos” en el tema comercial.

Se utilizó el sistema de producción convencional con los agricultores para siembras mayores a cinco hectáreas. Se aplicaron algunas modificaciones con muy buenos resultados. Gómez puntualiza algunos ejemplos:

COMUNIDAD AGRICULTOR COSECHA

Busuy Teófilo Romero 120 qq/ha de maíz.

El Palmar Policarpio Panique 110 qq/ha de maíz.

Tierras Nuevas Enrique Burgos 100 qq/ha de maíz.

“Considero que la falta de cosecha es porque no se discute de forma seria y honesta los problemas de la región. En la actualidad no existe un proyecto productivo ejecutado y que sea auto sostenible”, opinó Gómez.

Ante ese panorama el técnico expone en el estudio realizado que no es necesario “por el momento” hacer grandes transformaciones o adquirir nuevos equipos o insumos para combatir la sequía. Se puede -afirma- ser competitivos, productivos y rentables con la forma de producción propia, bajo el sistema convencional, pero corrigiendo cuatro grandes problemas:

“Falta de un calendario agrícola donde se puntualicen las épocas de siembras y la zonificación para nuestros tres pisos ecológicos, tomando en cuenta el tipo de cultivo. Por otro, nuestros suelos se hallan Compactados; hay un uso irracional e indiscriminado de plaguicidas; Y sobre todo una absoluta falta de transferencia de tecnología ó asistencia técnica”, señala el documento.

Gómez propone que a falta de calendario agrícola las siembras en Yacuiba son muy dispersas. A ello se le debe sumar una errática distribución de las lluvias. En un minucioso análisis se determinó que los meses de enero y febrero son muy inestables, “siendo extremadamente lluviosos o muy secos”.

“Los agricultores tienen por costumbre sembrar en los meses de noviembre y diciembre, que coinciden con los meses de enero y febrero, que son etapas más sensibles del cultivo como ser la floración o llenado del grano”, manifestó el técnico. Así mismo sostiene que si se identifican las épocas de siembra para cada cultivo, el problema de la sequía pasará a un segundo plano.

Otros limitantes son los suelos compactados que afecta a la producción. La Compactación es una capa dura e impermeable formada en el suelo, a unos 15 a 30 cm de profundidad debido al excesivo uso de implementos agrícolas. Entre ellos Rome Plow, Rastra, Arado, etc. Esa capa dura e impermeable no permite que la raíz desarrolle y crezca y al chocar con esta capa se doblan a los laterales y por consecuencia se tienen plantas raquíticas, pequeñas y poco productivas.

“Por efectos de la compactación, no aprovechamos ni acumulamos el agua de las lluvias en las diferentes capas del suelo. Al tener una capa impermeable en el suelo, hace que se sature muy rápidamente y se pierda por escorrentía la gran y valiosa cantidad de lluvia”, concluye el profesiona

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