Gerardo laboraba en la zafra, actividad que pone en riesgo la salud, educación e integridad de los niños, reseña el documento del Departamento de Trabajo del país del norte, publicado a mediados de esta semana.
El documento tiene que ver con la política estadounidense de no adquirir ningún bien en cuya cadena de producción hubieran participado niños y/o adolescentes, lo que está reflejado en su legislación.
En el caso de Bolivia identifica nueve productos con estas características: la nuez, almendra, azúcar, maíz, oro, plata, estaño, zinc y la ganadería, aunque éstas no son las únicas actividades de riesgo a la que se exponen menores de edad en Bolivia.
El informe sostiene que el Estado de Bolivia está entre las 144 naciones donde se emplea a niños, niñas y adolecentes para cumplir metas de producción y exportación.
Según el gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, plata, oro, estaño y zinc son los minerales que se exportan en mayor cantidad al país del norte. En cuanto a los productos agrícolas, en la lista entran también la castaña o almendra y unas cuatro mil toneladas de azúcar.
De acuerdo con el documento, los nueve bienes “observados” deben pasar, antes de ser comercializados en el exterior, por un proceso de certificación que acredite que su producción se apega a las leyes; en este caso, sin mano de obra infantil.
El reporte anual del Departamento de Trabajo de EEUU no se refiere a sanciones y —según se lee— no pretende cuestionar a los países en que se explotan a menores.
En los 144 estados “observados” existen alrededor de 215 millones de menores de edad que trabajan en fábricas, agricultura, ganadería y minas, agrega el documento.
De esta cifra global, cerca de 115 millones se dedica a labores peligrosas; son trabajos bajo agua, bajo tierra, manipulando sustancias tóxicas o maquinaria riesgosa. Estas actividades dañan la integridad de los menores, alerta el reporte.
Revela —además— que en el mundo hay 130 productos elaborados con mano de obra infantil.
De los nueve bienes que se producen en Bolivia, los procesos de obtención de cinco (nuez, ganado, maíz, almendra y azúcar) son considerados peligrosos por sus características.
Se define como trabajo infantil peligroso a la actividad que daña la integridad física del menor, así como su salud, y le impide la oportunidad de asistir a la escuela. Además, existen situaciones de explotación.
Según Rodríguez, el informe del Departamento de Trabajo podría leerse de dos maneras; por un lado que se trate de la defensa de los derechos de los niños, por el otro, una preocupación por proteger las fuentes de empleo considerando que el trabajo infantil, normalmente, es mal remunerado y podría convertirse en una competencia desleal. En todo caso, dijo, el tema es preocupante.
Panorama local según el gobierno
Según el Ministerio de Trabajo de Bolivia, unos 850.000 niños, niñas y adolescentes, de entre 5 y 17 años de edad, desempeñan algún tipo de actividad laboral en el país.
De acuerdo con la OIT, la edad mínima para trabajar es 14 años; del total de niños trabajadores en el país, 491.000 tienen entre 5 y 13 años. Las causas del trabajo infantil son diversas; los menores de edad trabajan, sobre todo, por problemas económicos y de abandono. Lo hacen con el consentimiento de sus padres e incluso obligados por éstos. Los ingresos que reciben son invertidos en la subsistencia familiar.
Bolivia reconoce 23 formas de trabajo infantil peligroso
El Ministerio de Trabajo elabora un decreto para sancionar la explotación
La comisionada para la erradicación progresiva del trabajo infantil en Bolivia, Mabel Durán, informó que el documento emitido por Estados Unidos no corresponde del todo a la realidad nacional. En cumplimiento al convenio 182 con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se realizó el 2010 un estudio en el que se reveló que existen 23 formas de trabajo infantil peligroso, por su condición y naturaleza.
La zafra de caña de azúcar, de castaña, la minería, la pesca en ríos, la ladrillería, el expendio de bebidas alcohólicas, la recolección de basura, la limpieza de hospitales, los servicios de protección y de seguridad, el trabajo del hogar “cama adentro” y el voceador de transporte público están dentro del grupo de trabajos que, por su naturaleza, son de riesgo para los niños.
Las formas de trabajo infantil peligroso por su condición son: Peón en labores agrícolas, cría de ganado extensivo, trabajo forestal, vendedor de comercio en horario nocturno, modelo que implique sobreerotización, trabajadora del hogar “cama afuera”, asistente de mingitorio en horario nocturno, picapedrero artesanal, operador de amplificación de sonido, carpintero, manipulación de maquinaria, albañilería y cuidador de autos en un horario nocturno.
En ese marco, el Gobierno se ha comprometido a crear políticas de prevención y erradicación de la explotación laboral infantil y del trabajo peligroso, sobre todo en actividades de producción económica que ponen en riesgo la salud física, exponiendo a los menores a enfermedades contagiosas, al ataque de animales, a lesiones por manejo de carga, a abusos físicos, psicológicos y sexuales y accidentes.
Durán informó que en está gestión se trabaja en la propuesta de un decreto supremo que permita regular y sancionar a las empresas que continúen empleado a niños y niñas en condiciones de riesgo. El informe enviado por el Departamento de Trabajo de Estados Unidos no es una base para trabajar en la temática, aseguró.
“Nosotros no nos manejamos por estos nueve productos que son emitidos en este informe, lo que nos interesa es erradicar las 23 formas de trabajo infantil peligroso que hemos identificado”, afirmó.
La coordinadora Nacional del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT, María Elena Reyes, explicó que la mejor forma de enfrentar esta problemática es con la implementación de programas de atención a las familias y de mejorar el empleo de los padres.
IBCE sugiere mirada más amplia a la problemática
Los que trabajan en el área informal no están incluidos en el estudio
El Gerente General del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, Gary Antonio Rodríguez, sugirió que la mirada al trabajo infantil sea global y no focalizada sólo en el área de producción como señala el informe de EEUU.
“No es una novedad que se diga que hay trabajo infantil en Bolivia y no es algo que se esté dando solamente en las actividades productivas como la minería u otros sectores”, dijo.
Rodríguez, sugiere que se realice un análisis y se trabaje en políticas de prevención para la problemática en general.
“Muchos se rasgan las vestiduras diciendo que hay niños trabajando en el campo produciendo alimentos —algo que efectivamente se da en el país—, pero esas mismas personas no dicen nada de los niños que están exponiendo su vida en las calles, en medio de los vehículos haciendo piruetas con piedras, naranjas, incluso con fuego y cuchillos hasta altas horas de la madrugada”, explicó.
Para el representante del IBCE es “indignante lo que pasa con la niñez en las calles, porque se sabe que lo hacen con el consentimiento de sus padres, si es que los tienen”.
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