En Bolivia la superficie cultivada para la producción agrícola se ha estancado. Entre el 2000 y 2003, la extensión no sobrepasó los 2,2 millones de hectáreas (ha). El pico máximo se alcanzó en 2008-2009 con 2,9 millones de ha, de las que Santa Cruz representa el 83%, de acuerdo con datos del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras. Según los productores, los elevados precios internacionales permiten que la actividad aún sea rentable.
A partir de las políticas aplicadas por las autoridades (entre 2008 y 2010) se contabilizan 29 decretos supremos determinando suspensiones, regulaciones a las exportaciones, etc. La superficie cultivada experimentó reducciones importantes. En el periodo 2009-2010 esta solo llegó a 2,7 millones de ha, habiéndose reducido en un 6,3%.
Demetrio Pérez, presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo, indicó que los buenos precios internacionales están compensando los problemas que atraviesa la actividad agrícola.
El dirigente señaló que como productores dependen mucho del clima y fueron afectados en la campaña de invierno por la sequía.
La soya registra un menor rendimiento por la falta de lluvias, del trigo solo se pudo sembrar en un 50% de la superficie proyectada y en girasol han pedido más de 20.000 hectáreas.
En 2010 la superficie cultivada en Santa Cruz se contrajo en un 7,4%, es decir que de 1,95 millones de ha que se cultivaron el 2009 se redujeron a 1,81 millones de ha. Entre los productos que generan mayor producción están la soya, girasol, caña de azúcar, arroz, trigo, maíz, sorgo, sésamo y algodón.
El año pasado, el valor total de la producción agropecuaria bordeó los $us 1.900 millones, de los cuales la actividad agrícola aportó con el 69,2%.
Oswaldo Barriga, gerente de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz, dijo que el departamento exportó $us 1.739 millones el año pasado, de este monto el 55% corresponde a productos no tradicionales y el 45% a tradicionales. Sin embargo, el 2001, los productos no tradicionales representaban el 78% del total.
El economista Juan Carlos Rau destacó que la capital oriental produce el 72% de los alimentos que se consumen en el país, por lo que sugirió mayor apoyo del Estado con políticas públicas que acompañen la generación de crecimiento. “Para ello se requiere seguridad jurídica al sector agroindustrial, acceso a créditos blandos con incentivos de bajas tasas de interés, anular las restricciones a las exportaciones y abandonar la apreciación del tipo de cambio, que solo causa problemas”.
La capital granelera
- Aporte al PIB. Las actividades económicas con mayor aporte al PIB cruceño son la agricultura y silvicultura (17%), manufacturas (15%) y servicios (15%).
- Superficie. En Santa Cruz se siembra el 83% de la superficie total de Bolivia. Los cultivos alcanzan a los 1,8 millones de hectáreas, de los 2,2 millones del país.
- Productos. Se cultiva soya, girasol, caña, arroz, trigo, maíz, sorgo, sésamo y algodón. También hay ganadería, lechería, piscicultura, entre otras actividades.
- Ganadería. El hato ganadero de Santa Cruz es de tres millones de cabezas de ganado. Además, produce 1,4 millones de litros de leche por día, según datos de Fedeple.
Opinión
El progreso tecnológico es lento
Roberto Laserna / Fundación Milenio
Hay quienes plantean que la seguridad alimentaria en el país ha mejorado en los últimos años. Basan su argumento en lo siguiente: el PIB real per cápita ha crecido en los últimos años. Por consiguiente la gente tiene más dinero en sus manos para comprar una mayor cantidad de alimentos.
La disponibilidad de varios alimentos -excepto el maíz- ha aumentado, como resultado de una lenta mejora en la productividad y las importaciones, impulsadas por un tipo de cambio cada vez más apreciado. Entonces, la seguridad alimentaria se ha elevado.
En el otro extremo, hay quienes plantean lo contrario: los ingresos reales -especialmente los de los más pobres- están cayendo, porque las cifras oficiales esconden la inflación verdadera; ahora hay más familias que no pueden comprar todos los alimentos que necesitan; las medidas tomadas por el Gobierno para controlar el alza de precios han desincentivado a los productores, provocando una caída en la superficie cultivada y han desordenado los circuitos de comercialización. Entonces, la seguridad alimentaria se ha deteriorado.
Si se mira al país en una trayectoria de largo plazo, por ejemplo, los últimos treinta años, se constata que hay un lento progreso en la situación alimentaria. Hoy Bolivia produce alimentos que antes importaba.
Hay más producción y más consumo, pero el crecimiento de la población se está acelerando. El progreso tecnológico de Bolivia es muy lento en relación al de los países vecinos e insuficiente como para ponerse a la par del crecimiento de la población.
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