El rendimiento de las semillas en producción está rezagado, en comparación con otros países de la región, e influye en el bajo nivel de productividad del agro boliviano.
El director ejecutivo del Comité de Semillas de Santa Cruz, Jorge Rosales, lamentó que el rendimiento de las semillas bolivianas en producción esté a la zaga con relación a los vecinos.
Pese al avance logrado desde que se inició el programa de semillas en 1982, no hay un progreso suficiente para competir con los niveles de productividad que tienen los países limítrofes, dijo.
En el caso de la soya, la media de producción en Bolivia es de 2,2 y 2,3 toneladas de rendimiento por hectárea, frente a una utilidad de 3 toneladas por hectárea que tienen Brasil, Argentina y Paraguay.
En el conjunto, esto representa una gran diferencia en volumen de toneladas y por ende en el retorno de la inversión que realizan los empresarios agroindustriales, explicó el experto.
Argentina también tiene 18 veces más áreas de cultivo de soya que Bolivia, lo que coadyuva a que su volumen de producción sea 24 veces superior al del país, afirmó el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Antonio Rodríguez.
De acuerdo con los datos del IBCE y con la información proporcionada por Rosales, el departamento de Santa Cruz también se caracteriza por ser el mayor productor de frejol del país.
La productividad del frejol cruceño tiene una media de rendimiento de entre 1 y 1,2 toneladas por hectárea, utilidad menor en cerca del 50 por ciento frente a la de Brasil, cuya semilla produce un retorno de 2 toneladas por hectárea sembrada.
En la siembra del maíz, de acuerdo con Rosales, se observa una diferencia mayor en la fertilidad de la semilla boliviana frente a la que tiene el resto de la región.
“Los brasileros, por ejemplo, están sacando una media de 9 toneladas por hectárea y nosotros estamos con una media por debajo de 5 toneladas”, sostuvo.
Azúcar-arroz
En la caña de azúcar, la media en Bolivia es de 60 toneladas por hectárea, productividad que está muy por debajo de los cultivos cañeros de Brasil y Colombia, que llegan a 200 toneladas por hectárea e incluso superan esta cifra.
En los cultivos de arroz, Bolivia presenta una media de 18 a 20 fanegas (3.500 kilos) por hectárea, mientras que Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia tienen un rendimiento superior a las 7 toneladas por hectárea cultivada.
En Uruguay, por ejemplo, señaló que “el agricultor que no saca 5,2 toneladas ya siente que está perdiendo dinero”.
Según Rosales, la diferencia de rendimiento de las semillas bolivianas como el frejol y el maíz respecto a las del resto de la región se debe, entre otros factores, a que los otros países usan semillas con modificaciones genéticas.
Rodríguez recordó que la Ley de Revolución Productiva Comunitaria establece que se tiene que reglamentar la importación, producción y consumo de transgénicos en el país.
Deficiencia en ciencia y tecnología
La deficiencia de Bolivia en los rubros de ciencia y tecnología conlleva al bajo rendimiento del sector agrícola. “Nosotros no tenemos un instituto de investigación como la Empresa Brasilera de Investigación Agropecuaria (Embrapa)”, afirmó el director del Comité de Semillas de Santa Cruz, Jorge Rosales.
Embrapa se dedica a investigar la calidad de suelos y otros elementos necesarios para elevar la productividad de alimentos.
En el país opera el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf), que, en opinión de Rosales, recién está naciendo, le falta presupuesto y técnicos. “En Santa Cruz tenemos el Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT) que no tiene fondos suficientes”, manifestó.
En los países vecinos, el sector agrícola posee tecnología de mayor precisión y mayor apoyo, dijo.
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