Datos oficiales manejados por la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO) señalan que durante la pasada gestión se produjeron, a nivel nacional, 1.800.000 toneladas de soya transgénica, mientras que este año, producto de los eventos climáticos extremos y algunas otras variables, se estima que dicha producción alcance a 1.700.000.
Según el presidente de dicha institución, Demetrio Pérez, del total de soya producida en el país, tanto transgénica como orgánica, el 70% se destina para el mercado extranjero (exportación con valor agregado), mientras que sólo el 30% se comercializa internamente y se emplea en la elaboración de otros productos como el aceite.
"Es variable la producción, es en base al rendimiento del suelo que tengamos, pero si el año pasado hemos producido un millón ochocientas mil, para este año estamos previendo, estaríamos hablando, de un millón setecientas mil de producción que es solo transgénica, el saldo es convencional. No hay ninguna diferencia entre lo que es transgénico y lo convencional, todo se mezcla, (…), del total de la producción solo se consume el 30% y el saldo se exporta, con valor agregado por supuesto", explicó Pérez.
En Bolivia la cantidad de tierras plantadas con soya, sólo en el departamento de Santa Cruz, se incrementaron considerablemente en los últimos quince años, en 1990 se tenían reportes que indicaban la existencia de 143 mil hectáreas sembradas, mientras que para 2009 ya se había superado el millón. A nivel mundial existen 73 millones de hectáreas con soya transgénica y 47 con maíz transgénico.
Importación de harina y aceite
Por su parte, la directora de Biotecnología del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, Perla Godoy, reconoció que su país importa a Bolivia grandes cantidades de harina y aceite elaborados mediante maíz y soya transgénicos, por lo cual, la población boliviana, sin casi saberlo, consumiría cotidianamente esos productos.
"Argentina uno de los objetivos que tiene es producir y vender alimentos seguros, nuestros mayores compradores son Unión Europea, China, Brasil, India y muchos otros países. En el caso de Bolivia los productos que vendemos son soya y maíz transgénicos, harina y aceite que es lo que más exportamos", develo la funcionaria.
Costos ambientales
Varios análisis a nivel local señalan la expansión de los cultivos de soya en un 411% en los últimos 15 años en Bolivia, esto habría ocasionado cuantiosos ingresos a las empresas dedicadas a esta producción, sin embargo, represento para el país una deforestación mayor al millón de hectáreas de bosque. La tasa de desmonte para habilitar tierras para el cultivo de soya es de casi 60 mil hectáreas por año.
Otros datos señalan que San Julián, municipio de Santa Cruz, es una de las regiones que mayor producción de soya registra y donde la deforestación es mayor, según proyecciones contenidas en la investigación ¿Quiénes se benefician realmente con los transgénicos? Realizada por varias organizaciones defensoras del medio ambiente, los bosques de esta población desaparecerían en nueve años a raíz de la siembra y cosecha de transgénicos.
Los datos
• La investigación "Bolivia: Desarrollo del Sector Oleaginoso 1980-2010" concluyo que en el país el 92% de la producción de la soya es transgénica.
• La producción de soya en Bolivia depende de insumos importados y costosos (80% de los elementos utilizados en la producción de soya son importados de diferentes países).
• El 66% de la producción soyera está en manos de extranjeros (principalmente menonitas, brasileños y japoneses).
• Investigaciones realizadas en el país por la institución Productividad Biosfera Medio Ambiente (PROBIOMA) indican que la soya transgénica produce, en promedio, alrededor de 15% menos que las variedades convencionales (Soya convencional = 2.1 TM/ha; soya transgénica = 1.8 TM/ha). (Tomado de GAIA Noticias)
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