La aprobación de la Ley de Revolución Productiva, que en su artículo 15 y 19 se refiere a los trangénicos, causa polémica, sobre todo por los perjuicios que traería para el país y los bolivianos. Sin embargo, hay quienes defienden y aseguran que debiera autorizarse porque es la única salida para enfrenar una crisis alimentaria y no son dañinos. Pero, ¿qué son los alimentos transgénicos?, ¿cómo se los procesa?, ¿cuáles sus efectos? son algunas de las muchas interrogantes que todavía existen para comprender el tema.
Los alimentos transgénicos son aquellos que incluyen en su composición algún ingrediente procedente de un organismo al que se le ha incorporado, mediante técnicas genéticas, un gen de otra especie, según explica el portal www.muyinteresante.com
Por ejemplo, al introducir información genética de un pez en un tomate para tolerar el frío, el resultado de éste será un tomate transgénico.
Gracias a la biotecnología se puede transferir un gen de un organismo a otro para dotarle de alguna cualidad especial de la que carece. De este modo, las plantas transgénicas pueden resistir plagas, aguantar mejor las sequías, las heladas, o resistir mejor algunos herbicidas.
La biotecnología de alimentos aplica los instrumentos de la genética moderna a la mejora de localidad de los productos derivados de las plantas, animales y microorganismos. La ingeniería genética o tecnología del ADN recombinante es la ciencia que manipula secuencias de ADN (que normalmente codifican genes) de forma directa, posibilitando su extracción de un taxón biológico dado y su inclusión en otro, así como la modificación o eliminación de estos genes.
HISTORIA
La práctica de modificar genéticamente las especies para uso del hombre, acompaña a la humanidad desde sus orígenes, sin embargo la inocuidad de los transgénicos en el medio ambiente es objeto de controversia entre los sectores a favor de la biotecnología y los sectores ambientalistas en contra de la misma. Ambos sectores esgrimen estudios científicos para sustentar sus posturas, y se acusan mutuamente de ocultar - o ignorar - hechos frente al público.
Desde tiempos remotos, él hombre ha seleccionado, sembrado y cosechado las semillas que permiten la obtención de los alimentos necesarios para el mantenimiento de su metabolismo. De la misma manera, se ha fabricado pan, cerveza, vino o queso sin conocimiento alguno acerca de la ciencia genética involucrada en estos procesos. Desde muy antiguo, los genes de los alimentos han sufrido una modificación, destinada a aumentar sus cualidades benéficas.
La biotecnología moderna permite a los productores de alimentos hacer exactamente lo mismo en la actualidad, pero con mayor nivel de comprensión y capacidad selectiva.
En un principio, el hombre se alimentaba de los animales que podía cazar o de las especies vegetales que crecían en su entorno más inmediato, Posteriormente se idearon técnicas para cultivar ciertas plantas. Cuando los primeros seres humanos decidieron establecerse y cultivar sus alimentos, en lugar de vagar para encontrarlos, nacieron la agricultura y la civilización. Con el tiempo, los métodos se han vuelto más sofisticados, pero todos los intentos por mejorar los cultivos de alimentos han dependido, del enfoque popular de la naturaleza hacia la producción. Las aves y abejas aún permiten a los reproductores cruzar cultivos con sus parientes silvestres. La reproducción de híbridos desarrolla características deseables, tales como un sabor más agradable, un color más intenso y mayor resistencia a ciertas enfermedades vegetales.
LA ERA DE LOS TRANSGÉNICOS
La era de los denominados «alimentos transgénicos» para el consumo humano directo se inauguró el 18 de mayo de 1994, cuando la Food and Drug Administration de los Estados Unidos autorizó la comercialización del primer alimento con un gen “extraño” el tomate Flavr-Savr; obtenido por la empresa Calgene. Desde entonces se han elaborado cerca de cien vegetales con genes ajenos insertados. Los productos que resultan de la manipulación genética se pueden clasificar de acuerdo con los siguientes criterios:
• Organismos susceptibles de ser utilizados como alimento y que han sido sometidos a ingeniería genética como, por ejemplo, las plantas manipuladas genéticamente que se cultivan y cosechan.
• Alimentos que contienen un aditivo derivado de un organismo sometido a ingeniería genética.
• Alimentos que se han elaborado utilizando un producto auxiliar para el procesamiento (por ejemplo, enzimas), creado gracias a las técnicas de la ingeniería genética. Este tipo de sustancias suelen denominarse alimentos recombinantes.
Los vegetales transgénicos más importantes para la industria alimentaria son, por momento, la soya resistente al herbicida glifosato y el maíz resistente al insecto conocido como taladro. Aunque en algunos casos se emplea la harina, la utilización fundamental del maíz en relación con la alimentación humana es la obtención del almidón, y a partir de éste, de glucosa y de fructosa. La soya está destinada a la producción de aceite, lecitina y proteína.
Según defensores de los transgénicos, la utilización de plantas con genes de resistencia a insectos y herbicidas permite reducir el uso de plaguicidas y conseguir un mayor rendimiento. Además, se ha obtenido una colza con un aceite de elevado contenido en ácido laúrico, mediante la inclusión del gen que determina la síntesis de una tioesterasa de cierta especie de laurel. Los vegetales resistentes a los virus se consiguen haciendo que sinteticen una proteína vírica que interfiere con la propagación normal del agente infeccioso. Estos vegetales contienen proteína vírica, pero en menor proporción que las plantas normales cuando están severamente infectadas.
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