Al tiempo que continúa aumentando el interés en la producción de bioenergía, la FAO promueve el uso de una nueva metodología para ayudar a los responsables políticos a evaluar las ventajas e inconvenientes de invertir en este sector.
En el sitio web de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) difunden el Marco analítico de la bioenergía y la seguridad alimentaria (BEFS, por sus siglas en inglés), que fue creado para ayudar a los gobiernos a evaluar el potencial de la bioenergía, así como su posible impacto en la seguridad alimentaria.
Este marco se finalizó recientemente tras una fase de tres años de desarrollo y pruebas sobre el terreno que se aplicaron en Perú, Tanzania y Tailandia.
Consiste en una serie de evaluaciones por etapas que pretenden dar respuesta a las cuestiones clave relacionadas con la viabilidad del desarrollo de la bioenergía y su impacto en la disponibilidad de alimentos y la seguridad alimentaria de las familias. También se tiene en cuenta la dimensión social y medioambiental.
El proyecto BEFS no recomienda la bioenergía. Éste tiene por objeto ofrecer a los encargados de la formulación de políticas que estudiarán las oportunidades para el desarrollo de la bioenergía, los instrumentos necesarios para adoptar decisiones informadas que tomen en consideración las cuestiones de la seguridad alimentaria y el contexto más amplio del desarrollo rural y agrícola.
"Nuestro objetivo es ayudar a los responsables políticos a tomar decisiones informadas sobre si el desarrollo de la bioenergía es una opción viable, y en ese caso, identificar políticas que permitan maximizar los beneficios y minimizar los riesgos", explica Heiner Thofern, al frente del proyecto BEFS de la FAO.
También sirve de plataforma para reunir a ministerios e instituciones clave, de forma que puedan trabajar en sintonía, añade.
"La FAO viene diciendo durante años que la falta de inversiones en la agricultura es un problema que perjudica seriamente a la producción alimentaria en los países en desarrollo, y ello, unido a la pobreza rural, es un factor clave del hambre en el mundo", señala Thofern. "Hecho en la forma y momento apropiados —añade—, el desarrollo de la bioenergía ofrece una oportunidad de promover inversiones y empleos en zonas que literalmente carecen de ellos".
Brasil es un ejemplo. Como segundo productor mundial de bioetanol, tiene cerca de un millón de vehículos propulsados por combustible procedente de la caña de azúcar. En un futuro, Europa podría representar un mercado de exportación para los productos bioenergéticos. Esta tendencia ofrece nuevas oportunidades a los campesinos en los países en desarrollo.
El BEFS muestra que las relaciones entre la bioenergía y la seguridad alimentaria son complejas y las repercusiones pueden variar notablemente de un país a otro y también dependen del tipo de biocombustible considerado.
Consultas sobre befs
http://www. fao.org/bioenergy/foodsecurity/befs/61360 /es/ es la página de la FAO dedicada a la consulta y publicaciones del proyecto BEFS. Se promueve el diálogo entre los grupos que tienen interés en desarrollo de la bioenergía.
Los cultivos energéticos revitalizarían la economía rural
Es necesario medir con atención los riesgos y beneficios potenciales de la bioenergía en función de las variables específicas de cada país y región, asegura Heiner Thofern, responsable del proyecto BEFS de la FAO.
La producción bioenergética no es una panacea y no siempre será adecuada o viable, y en algunos casos puede incluso ser perjudicial. "No se puede ignorar el hecho de que en otros casos, la producción de bioenergía encierra un gran potencial para revitalizar las economías rurales, reducir la pobreza y mejorar la seguridad alimentaria de las familias".
Apoyar el crecimiento de un sector bioenergético dinámico pero sostenible y socialmente responsable en los países en desarrollo, ayudará a la investigación y el desarrollo de nuevas soluciones.
La FAO realiza el seguimiento del marco a través de su proyecto de Criterios e Indicadores para Bioenergía y Seguridad Alimentaria, que promueve una herramienta para la gestión y prevención de riesgos, evaluación de impactos y de respuesta normativa, basada en las buenas prácticas.
BEFS fue financiado por el Ministerio federal alemán de Alimentación, Agricultura y Protección del consumidor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario