De las 40.780 hectáreas de arroz que los agricultores de Ichilo sembraron a finales de diciembre, el 68% (7.720) se secó y pudrió. Una investigación liderada por el CIAT estableció que la causa letal fue el añublo bacterial, una plaga que en Colombia y Panamá hace un lustro causó estragos en los sembradíos de este cereal. Y ahora está en Bolivia.
“Esto es muy grave”, expresó el técnico experimental de la Cooperativa Agropecuaria Integral San Juan de Yapacaní (Caisy), Alfredo Yonekura, porque no existe agroquímico para combatirlo.
“Pero se lo puede prevenir tomando control del manejo del suelo antes de la siembra y utilizando semillas certificadas”, manifestó en un taller al que asistieron 150 productores, organizado por la Secretaría de Desarrollo Productivo de la Gobernación en Yapacaní, para analizar cómo contrarrestar esta plaga.
Yonekura dijo que, debido a la gravedad, muchos agricultores, desesperados, hicieron uso equivocado de los controles con químicos, y eso debilitó a las plantas y favoreció el contagio de la enfermedad.
El técnico de Caisy explicó que esta enfermedad surge debido al alto y frecuente uso de semillas de calidad no verificada. También del monocultivo, y para esto sugiere rotación de plantaciones.
Brota igualmente por los traslados sin control que se realizan de granos de una zona a otra y por mal uso de agroquímicos. Sobreviene también cuando hay alta densidad de sembradíos.
Medidas de auxilio
Luego de estas explicaciones, el secretario de Desarrollo Productivo, Luis Alberto Alpire, le planteó a la Asociación de Productores de Semillas de Ichilo la concesión de un crédito en granos mejorados por el CIAT. Se trata de la variedad Mac-18, que fue la que se salvó del añublo.
“Hay que evitar la siembra de semillas recibidas por la vía del contrabando, que muchos las adquieren por ser baratas, pero ya ven el perjuicio”, señaló Ernesto Salas, director del CIAT.
“La medida de auxilio con la que interviene la Gobernación consiste en darle los granos a los semilleros, ellos los canalizan a los agricultores que pagarán esos créditos cuando realicen las cosechas. Y de esa manera se crea un fondo de asistencia que, sin ser gratis, es el primer paso para combatir esta bacteria adoptando medidas de prevención”, dijo Alpire
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