El especialista en agricultura del Banco Mundial (BM), Francisco Obreque, destacó los proyectos de investigación que realizó el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf) por liberar cuatro variedades de trigo que son más resistentes a los fenómenos adversos del cambio climático.
Por décadas, los centros del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR, por sus siglas en inglés) han desarrollado y entregado tecnología para que el sistema global pueda alimentar a las personas en todo el planeta.
Desde el año 2012, el Iniaf ha trabajado con CGIAR para desarrollar tecnología de producción en trigo, en un proyecto de innovación agrícola financiado por el Banco Mundial y la cooperación de Dinamarca y Suiza. La colaboración en la producción del grano ha sido especialmente efectiva.
El especialista resalta que hay dos elementos fundamentales que coadyuvaron con los buenos resultados: primero, el Iniaf ha sido capaz de pilotear un modelo de investigación inclusivo que utiliza las capacidades de muchos actores para abordar las prioridades nacionales en investigación en trigo. Invertir en este cultivo en Bolivia tiene relevancia, al ser un país en el cual los rendimientos están entre los más bajos de la región y donde se ha tenido que importar más de 200.000 toneladas anuales para satisfacer la demanda interna.
El Programa de Trigo del Iniaf trabaja muy de cerca con el sector privado, ejemplificado en la alianza con la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), como también la Fundación de Investigación en Productos Andinos (Proinpa). El Programa también colabora con gobiernos subnacionales, universidades públicas y privadas, organizaciones de productoras y productores individuales.
Segundo, innovar y compartir el conocimiento científico permitió alcanzar impresionantes resultados.
La colaboración del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMyT), un miembro del CGIAR contribuyó en los programas de investigación.
En los últimos cuatro años, el Iniaf ha probado aproximadamente 10.000 líneas genéticas que puso a disposición el CIMMyT y ha evaluado su adaptabilidad a diferentes ambientes de producción en el país.
Ahora el Iniaf es capaz de entregar variedades mejoradas para la industria triguera boliviana. Cuatro nuevas variedades han sido liberadas y comienzan a ser adoptadas, dado que muchos productores se involucraron en las actividades de investigación.
Las innovaciones realizadas por la entidad pública de Bolivia han avanzado mucho en el desarrollo de variedades resistentes a la sequía, las que puedan hacer frente al cambio climático, además de variedades biofortificadas que puedan mejorar la nutrición.
Recientemente el CIMMyT invitó al Programa de Trigo del Iniaf a sumarse a una red internacional de investigación que está trabajando para combatir la plaga “pyricularia”, una enfermedad que está teniendo devastadores efectos en la producción de trigo en todo el mundo.
Bolivia ha comenzado a probar materiales que parecen ser resistentes a esta enfermedad, y si se confirma esta resistencia, los materiales serán introducidos en variedades comerciales no solo en Bolivia también en países distantes tales como Bangladesh.
Gracias al esfuerzo sostenido de los investigadores bolivianos, hoy en día el Iniaf es capaz de sumar fuerzas con uno de los centros líderes de investigación agrícola.
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