Los últimos años el país vivió una pulseta entre los defensores de los productos genéticamente modificados -más conocidos como transgénicos- y quienes se oponen a estos en favor de los alimentos orgánicos. En la actualidad, la soya es el producto transgénico por excelencia en el país, con casi un 100% de sus cultivos sembrados bajo esa forma.
De ahí que productores y empresarios del agro cruceño demanden al Gobierno "liberar” nuevos "eventos” de soya genéticamente modificada y permitir, además, el cultivo de maíz transgénico. "Los humanos somos susceptibles a sentir indignación, miedo y repulsión a las cosas que no entendemos”, comenta María Mercedes Roca, investigadora boliviana en el área de biotecnología. "La raíz del miedo a los transgénicos es la ignorancia”, afirma a su vez Marín Condori, agrónomo e investigador del área.
La soya transgénica
En el caso de la soya, según la versión de empresarios y productores de Santa Cruz, hablar de semillas genéticamente mejoradas o de transgénicos es lo mismo. Explican que hoy en día el único "evento” legal para este grano es el RR (40-3-2).
En una explicación sencilla, las plantaciones de soya genéticamente mejorada -con la característica RR- son resistentes a un herbicida conocido como el glifosato. Ello permite que este agente químico elimine toda la maleza circundante sin dañar al cultivo de soya. Condori asegura que el producto final no absorbe ningún elemento tóxico que pueda desprenderse de ese producto.
Uno de los objetivos del empresariado cruceño, así como de pequeños y medianos productores, es poder "liberar” otros "eventos” para que se siembre soya genéticamente modificada, que también resista a plaguicidas, o maíz transgénico, que tenga las mismas características, ya que -según refieren- este último sector se vio bastante afectado por el "gusano cogollero”, que devora y arruina plantaciones enteras de maíz.
El 21 y 22 de abril de este año, en el marco de la cumbre agropecuaria Sembrando Bolivia, se plantearon dos opciones al respecto. La primera fue establecer una coexistencia de producción transgénica y orgánica; y la segunda, el no uso de transgénicos.
Sobre ello, el presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente, Julio Roda, expresa que fue el tema a trabajar más importante de todos los que se abordaron. A su entender, la biotecnología y el mejoramiento genético es una herramienta "indispensable para poder equiparar nuestra fuerza con nuestro deseo de superación y voluntad de ser competitivos con los países vecinos”.
La Constitución Política del Estado, en su Artículo 409, establece que "la producción, importación y comercialización de transgénicos será regulada por ley”. Y es esa norma -comentan- la que los industriales y productores siguen esperando.
15 años de soya transgénica
Richard Paz es productor agropecuario de la zona de Cuatro Cañadas, de Santa Cruz. Tras 15 años de trabajar con semillas genéticamente modificadas de soya, cuenta que el único objetivo que se tiene es producir más y mejor alimento.
Para lograr su cometido, él, como casi todos los productores de la región, trabaja con un sistema de siembra directa, mediante el cual no se hacen surcos en la tierra. "Este es un estilo de vida y estamos orgullosos de esta tarea sublime de producir alimentos”, confiesa.
De la papa a la soya transgénica
Juan Lomar Quispe tiene 43 años. Natural de Chuquisaca, llegó a la zona de San Julián, en Santa Cruz, hace 28 años y cuenta que su familia siempre fue de agricultores de papa y trigo. La decisión de migrar al oriente la tomaron por la falta de tierras en su lugar natal. Hoy, con tres hijos pequeños, Juan cuenta que sus 180 hectáreas de terreno las dedica al cultivo de soya.
En la mayoría de los casos, los productores pequeños, medianos y grandes dicen aprovechar la tierra no sólo con los cultivos de soya. En promedio, y dependiendo la persona, dedican entre el 70% y el 100% de sus propiedades a este grano. Sin embargo, casi siempre hacen rotación de cultivos.
El ciclo normal de este tipo de actividad en el oriente se inicia con plantaciones de maíz. Una vez cosechado, queda la chacra y sobre ésta se siembra girasol o sorgo; luego se planta la soya de verano; y nuevamente sorgo para llegar a la siembra de soya de invierno, para volver al maíz.
Punto de vista
Carlos Osinaga R.
Director del INIAF
"Hay que provocar los espacios”
En primera instancia, eso, de momento, es un tema de debate. Pero no es un debate concertado en un espacio técnico, en un espacio de mesas técnicas. Por lo tanto, no puedo emitir ningún criterio al respecto mientras no se concerte un espacio de debate técnico, porque este tema pasa por aspectos técnicos.
Nosotros tenemos la película clara entorno al tema de los transgénicos, pero hay líneas dentro de las políticas públicas y, sobre todo, dentro de las acciones técnicas, que se las debe concertar y provocar los espacios pertinentes.
Tengo entendido que hay un grupo de sectores empresariales que están promoviendo ciertas iniciativas, pero de momento no se ha concertado en los niveles que corresponde concertarlo y debatirlo (...). No vale la pena hacer comentarios en este momento, cuando no se ha concertado un espacio técnico de debate. Hay que provocar los espacios; primero hay que concertar las inquietudes.
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