martes, 22 de octubre de 2013

Cochabamba, 50 años lejos del podio en la agricultura

Hace 50 años que Cochabamba perdió la supremacía en la producción de granos y alimentos básicos de la canasta familiar y en el último decenio cedió el primer lugar en la producción de leche, maíz y papa, a Santa Cruz y La Paz, según estadísticas del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras.

En la cuenca lechera de Santa Cruz, los más de 6.000 asociados a la Federación Departamental de Productores de Leche (Fedeple) y a la Asociación de Criadores de Razas Lecheras (Asocrale) producen al día alrededor de un millón de litros, de los cuales 600 mil entregan a PIL y el resto a otras empresas del rubro. Su éxito se debe a la estabilidad de precios, las buenas condiciones climáticas y a las inversiones para mejorar la capacidad de producción, según señalan dirigentes lecheros.

Cochabamba, con 80 mil cabezas de ganado lechero mejorado y más de 5.500 familias dedicadas a la lechería en 14 asociaciones que trabajan en la cuenca lechera, producen alrededor de 500 mil litros al día, de los cuales 370 mil se entregan a PIL Andina y el resto a plantas industriales de menor tamaño.

El presidente de la Federación de Productores Lecheros de Cochabamba (Feprolec), Germán Terán, explica que el departamento quedó desplazado en la producción lechera debido a varios factores, entre ellos el crecimiento constante de la mancha urbana que se "come" zonas agrícolas y de pastoreo; los elevados precios de los insumos alimenticios para el ganado y la falta de asistencia técnica y financiera.

Respecto a la producción de maíz, Cochabamba ocupa el último lugar. Las cifras oficiales, a diciembre de 2008, señalaban que produjo apenas 56 mil toneladas del grano, frente a Santa Cruz, que produjo 360 mil toneladas; segundo fue Potosí con 127 mil toneladas y tercero, La Paz con 111 mil toneladas, según estadísticas del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras.

En papa, con 136.632 toneladas producidas hasta agosto de 2008, Cochabamba se ubicaba como el tercer departamento productor del tubérculo, después de La Paz que ocupó el primer lugar con 200.599 toneladas y Potosí el segundo con 153.309 toneladas, según datos del Proimpa.

El departamento de Cochabamba perdió hegemonía en la producción de alimentos debido a varios factores, como la urbanización de tierras que tienen vocación productiva en el valle central; la falta de inversión pública y privada en investigación y transferencia tecnológica; la parcelación de la tierra (minifundio); la salida del Estado y la transferencia a terceros (ONG y fundaciones, entre otros) de la producción de alimentos; el cambio climático que desordenó los ciclos productivos y el modelo de producción agrícola de libre iniciativa de los años 90, según coincidieron los expertos Rodrigo Paniagua, del Centro de Competitividad de Cochabamba (CDC), y Ramiro Hinojosa, del Centro de Información Agropecuaria del Departamento (CIAD). “Muchas zonas y regiones que estaban recibiendo tecnología, inversiones y asistencia técnica para la producción de alimentos, abandonaron el rubro porque el Estado dejó de prestar esos servicios”, sostiene Hinojosa.

Paniagua agrega que otro factor determinante es la migración campo-ciudad de miles de agricultores en busca de otras actividades económicas más rentables que la producción agropecuaria, que fue seriamente afectada por fenómenos climáticos, particularmente en las punas, la zona sub andina y los valles alto y bajo. “Ahora Cochabamba tiene otras vocaciones como servicios en salud y educación, transporte, turismo y finanzas”, señala.

En criterio del director ejecutivo de Fundación Valles, Edgar Guardia, Cochabamba requiere una acción concertada público privada; pero también grandes inversiones en innovación tecnológica, infraestructura productiva, construcción de mercados y centros de investigación experimental, para recuperar su vocación productiva.

“La vocación productiva se la gana o recupera por el grado de inversión que los privados y públicos quieran realizar en la producción de alimentos”, sostiene.

Chapare tropical

La extensa región del trópico de Cochabamba mantiene su vocación productiva; pero enfocada a la exportación de frutas tropicales deshidratadas y frescas como banano, piña, palmito, cítricos, jengibre y maracuyá, que la hacen muy atractiva a las inversiones, tanto privadas como públicas.

La infraestructura y grado de organización dejada por el Desarrollo Alternativo y la Ley 4320 que incentiva inversiones privadas nacionales y extranjeras, la convierten en un verdadero polo de desarrollo agropecuario e industrial, sostiene Rodrigo Paniagua.



Avícolas no ceden

• La avicultura sería uno de los pocos rubros donde Cochabamba mantiene hegemonía nacional al haber alcanzado una producción anual de 104 millones de pollos parrilleros de dos kilos y medio promedio, en la gestión 2012, frente a los 85 millones producidos por granjeros del departamento de Santa Cruz.

• “De ese total departamental, un 70 por ciento, es decir, algo más de 71 millones de pollos parrilleros cubren la demanda alimenticia de aproximadamente 2,5 millones de personas que habitan las ciudades de La Paz y El Alto”, apunta el presidente de la Asociación de Avicultores de Cochabamba, Willy Soria.

• Admite, sin embargo, que el primer departamento productor de huevo, de lejos, es Santa Cruz, que cubre el 70 por ciento de la demanda nacional (1.500 millones de huevos), seguido de Cochabamba que aporta con el 30 por ciento restante.

• Como principales dificultades del sector identifica a los conflictos sociales que bloquean y cierran los mercados de occidente, la excesiva dependencia en la provisión de insumos alimenticios de Santa cruz, y la permanente fluctuación de los precios de los insumos avícolas que provienen de Santa Cruz, como el maíz amarillo duro y sorgo.



EL SECTOR AGROPRODUCTOR ESTÁ DIVIDIDO

Advierten necesidad de organizar una Cámara Agropecuaria

Los diferentes sectores económicos que en Cochabamba se dedican a la producción agrícola y pecuaria desarrollan sus actividades de manera aislada, sin ningún interés que los vincule y les permita, por ejemplo, recuperar la vocación productiva de alimentos perdida hace 50 años, observan los expertos Rodrigo Paniagua y Ramiro Hinojosa.

En procura de superar esta deficiencia organizacional, Paniagua propone replicar en Cochabamba la experiencia de la Cámara Agropecuaria de Chuquisaca, que a tiempo de agrupar a todas las instancias involucradas en la producción de alimentos, brinda una serie de servicios a sus afiliados.

“En Chuquisaca hay una poderosa Cámara Agropecuaria que agrupa aproximadamente 40 instituciones, que trabajan en desarrollo productivo agropecuario, como ONG, municipios, Gobernación, el Gobierno a través del Senasag y el Iniaf, asociaciones, micros y pequeñas empresas”, sostuvo. Agrega que bajo un mismo comando, la Cámara está provocando saltos cualitativos en la producción de amaranto, maní, ají, orégano y otros productos que están saliendo al mercado nacional e internacional.

Según Hinojosa, el trajajo aislado de emprendimientos productivos y la carencia de una Cámara Agropecuaria en Cochabamba, serían otras de las razones que aceleraron el declive de la producción de alimentos. “En caso que los productores agropecuarios, pequeños, medianos y grandes de Cochabamba se unieran en torno a una Cámara, así como lo hicieron sus similares en el departamento de Santa Cruz, estoy seguro que el departamento empezaría a recuperar su vocación productiva”, sostiene Hinojosa.

El director Ejecutivo de Fundación Valles, Edgar Guardia, se pronuncia por un fortalecimiento institucional sectorial, toda vez que la conformación de una “gran Cámara Agropecuaria en Cochabamba”, dispersaría esfuerzos y dificultaría una fluida relación entre el sector de los privados y con instituciones del Estado.

Admite que en varios sectores, como el lechero, por ejemplo, existen más de 12 organizaciones, que dificultan una provechosa relación con entidades públicas y privadas; pero también con organizaciones internacionales de asistencia técnica y financiera.

“Una Cámara Agropecuaria ayudaría mucho; pero no sería la solución porque cada sector productivo necesita potenciarse institucional, orgánica y económicamente”, señala.



OPINIÓN

Luis pablo cuba rojas. Analista económico, experto en desarrollo productivo

"Acelerados procesos de urbanización"

Cochabamba es hoy un escenario de estancamiento dramático para la producción agrícola, principalmente en la producción de cereales como maíz, trigo, cebada y avena. Esa situación tiende agravarse desde los últimos cinco años por los acelerados procesos de urbanización, parcelación extrema de tierras y su degradación que son tres variables que agudizan la crisis agropecuaria y su productividad, por lo que su importancia como sector abastecedor de alimentos, se está reduciendo rápidamente.

El Plan Nacional de Desarrollo Bolivia Digna, soberana, productiva y democrática para vivir bien, anunciado hace más de 7 años, señalaba que a través del programa de Comunidades en Acción se desarrollarían estrategias integrales y sostenidas por cuatro años en 80 municipios rurales priorizados por sus elevados niveles de pobreza.

El programa consistía en poner en marcha el “plan comunitario de alimentación y el plan de habitabilidad”, teniendo como meta la conformación de 1.600 empresas comunitarias y 25.000 empleos directos. No se cumplió y el último Censo de Población y Vivienda muestra que Cochabamba es uno de los más urbanizados del país y con un abandono alarmante de población de las zonas rurales.

La ausencia de políticas para mejorar la capacidad productiva de bienes agrícolas tradicionales ha generado, además, la masiva migración hacia el trópico cochabambino por las condiciones materiales más favorables para la producción agrícola y principalmente la hoja de coca.

Las familias empiezan a depender de lo que se produce en los mercados externos y eso cambia fundamentalmente la matriz productiva agrícola.

De esta forma, la economía de Cochabamba está transitando hacia una mayor presencia de familias campesinas en el mercado, no tanto como oferentes de bienes de consumo, sino como oferentes de fuerza de trabajo, por lo que paulatinamente se transformarán en demandantes netos de productos alimenticios.

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