De acuerdo con la investigación realizada el año pasado por la Asociación de Proveedores de Insumos Agrícolas (Apia), en Bolivia un 30 por ciento de la semilla que se utiliza en las faenas productivas no tiene origen conocido, pero la entidad que tiene su sede en Santa Cruz cree que proviene del contrabando.
La información fue proporcionada a EL DIARIO por el expresidente de Apia, Marcelo Traverso, quien explicó que la Asociación realizó un análisis de los volúmenes de producción y la demanda de semilla certificada que ofrece al mercado nacional, existiendo una brecha entre la producción, el número de hectáreas cultivadas y los volúmenes alcanzados.
En Bolivia se cultivan 3.3 millones de hectáreas, según el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf). La aplicación de semilla certificada es mayor en departamentos cuya producción está orientada a mercados, mientras que en occidente, debido al autoconsumo, se utiliza abonos naturales y semillas criollas.
RENDICIÓN DE CUENTAS
Entre sus logros de la gestión 2016, el Iniaf destacó un volumen de semilla certificada a nivel nacional de 80.079 (toneladas métricas), un volumen de semilla fiscalizada de 13.165 (toneladas métricas), precisó su director, Carlos Osinaga Romero, al término de la rendición pública de cuentas, realizada en la sede de Gobierno, el pasado viernes.
SEMILLA CERTIFICADA
El Instituto calculó que el 54% de las tierras cultivadas en el país (1.8 millones de hectáreas) utiliza semillas certificadas. Estas tierras se encuentran en los departamentos de Santa Cruz y Tarija, a diferencia de otros departamentos que aplican semillas criollas.
El estudio titulado: “Producción Agrícola y Uso de Insumos”, que toma como fuente al Iniaf y publicado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) en noviembre pasado, estableció que los cultivos con mayor demanda de semillas certificadas son la soya (que como se sabe hace uso masivo de semillas transgénicas), papa, maíz, trigo y sorgo. De acuerdo con la publicación, los datos del Censo Agropecuario de 2013 revelan también que en todos los departamentos —menos en Santa de Cruz— la mayor parte de las unidades productivas agropecuarias (UPA) siguen haciendo uso de semillas criollas.
INSUMOS Y MERCADOS
Una proporción mucho menos importante de las denominadas Unidades Productivas Agropecuarias (UPA) hacen uso de semillas mejoradas; es decir, de insumos que son producidos a través de métodos especializados como la polinización controlada. “El uso de semillas certificadas no está muy extendido, pues solo Santa Cruz y Tarija presentan porcentajes relativamente importantes. Tanto las semillas mejoradas como las semillas certificadas son generalmente utilizadas por dichas unidades que están fuertemente articuladas al mercado y, por tanto, especializadas en la producción de determinados cultivos.
APLICACIÓN DE ABONOS
En relación al uso de abonos, en las regiones del altiplano y los valles, los porcentajes de productores que usan abono orgánico son importantes, situación que difiere con la región de los llanos, donde el uso de los mismos no es significativo. Sin embargo, los porcentajes de las unidades productivas de tierras altas que también usan abonos químicos como Tarija, Cochabamba, Chuquisaca y La Paz son relevantes.
“Aquellos cultivos que son destinados al mercado son generalmente fertilizados con abonos químicos, mientras que buena parte de los cultivos destinados al autoconsumo son generalmente fertilizados con abonos orgánicos”, indica.
AGROQUÍMICOS
En lo que se refiere al uso de productos para el control de plagas y enfermedades de los cultivos, los datos del censo agropecuario revelan que una buena parte de las UPA del país (45,8%) usan productos químicos para enfrentar estos problemas. Un 10,2% sigue recurriendo al uso de productos naturales; por ejemplo, plaguicidas hechos con plantas de olor fuerte como el ajo, cebolla, ají, tabaco, entre otros. Y un menor porcentaje (6,4%) recurren al control biológico; es decir, al método que utiliza organismos vivos para controlar las poblaciones de otro organismo.
CERTIFICACIÓN
El estudio resalta que si bien una importante proporción de las unidades productivas hacen uso de semillas no transgénicas, abono orgánico y productos naturales o biológicos para el control de plagas y enfermedades, solo 15.260 de las mismas, es decir, el 1,7% del total censadas en el país, declaran tener cultivos con la respectiva certificación orgánica.
VARIEDADES DE TRIGO, ARROZ Y PAPA
Acerca de los resultados en los programas nacionales de investigación del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf), se informó en la rendición de cuentas de la gestión 2016 la liberación de cinco variedades de trigo, cuatro desarrollados para el área tradicional y una para el área tropical; también se liberaron dos variedades de arroz “Iniaf Chasqui” y variedad “Iniaf Taita”, en maíz, además, se desarrollaron dos Híbridos Iniaf H1x e Iniaf HQ 2x.
PAPA
Según el reporte de la entidad estatal, en papa, se validaron tres variedades (Cardinal, Pukara y Única), todas con características de alto potencial productivo y adaptabilidad a los diferentes pisos agroecológicos del país. Además se inauguró un laboratorio de calidad en Montero, Santa Cruz, para favorecer a la actividad productiva, entre otros resultados que se expusieron ante la audiencia presente.
PRESUPUESTO
En la gestión 2016, el Iniaf cerró con una ejecución presupuestaria del 89.13%, de un presupuesto inscrito de Bs 111,930.990.08, recursos que tienen su origen como fuente de financiamiento el crédito del Banco Mundial, 52.11% donaciones provenientes de Cosude, Dinamarca, Kolfia, Embrapa, Cimmyt, Kopia, 15.73% y recursos recursos propios, TGN y recursos específicos, 32.16%.
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