Teniendo en cuenta que nuestro país es rico en recursos naturales y que posee abundante riqueza acuífera aunque geográficamente mal distribuida, contando para ello con las principales cuencas hidrográficas en la región Amazónica, del Plata y Andina, la situación es descontrolada desde hace varios años y precisamente la falta de prevención ante una catástrofe por la falta de agua para los cultivos y para el consumo en las áreas urbanas ocasionaron esta crisis como nunca antes.
A pesar de las constantes resonancias sobre el calentamiento global y del cambio climático que viene afectando en todas las partes del mundo, en nuestro país, esta situación era desconocida hasta que se “llego a fondo” por la falta de agua en el campo y en especial en las principales regiones productoras de alimentos, en la sede de gobierno y en otras regiones.
Además el constante uso indebido del agua en actividades extractivitas como la minería en regiones aledañas a las zonas proveedoras de agua a las ciudades como es el caso del nevado del Illimani, en donde se realiza una indiscriminada actividad con permiso de autoridades competentes, hace que cada día, nuestro patrimonio paceño se vea amenazado en su destrucción, por la mano del hombre.
Además del suministro de agua a las ciudades, como la sede de gobierno, que nunca antes se vio afectada por la falta de agua, en el campo se sufre las consecuencias de este fenómeno natural por la falta de previsión y por el “mal manejo” administrativo de personas incompetentes en el tema de agua y en políticas de riego para cultivos, incluso contando para ello con la tecnología existente en instituciones de investigación y universidades y otras que podrían contribuir en estas situaciones.
Es así que la seguridad y soberanía alimentaria se ven afectadas por la ausencia de políticas claras que apoyen el panorama de desastre para el sector productivo por la falta de riego y agua en las principales regiones proveedoras de alimentos que este año tuvo que lamentar millonarias pérdidas por efecto de la sequía.
Entretanto los productores y el ciudadano de a pie esperan soluciones urgentes a corto, mediano y largo plazo, por cuanto mucha gente se pregunta, hasta cuándo afrontar esta situación a pesar de existir recursos económicos que se destinan a otros gastos insulsos que no se igualan a la provisión del líquido elemento, porque “sin agua no hay vida”.
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