lunes, 11 de abril de 2016

El amaranto aún es rentable, hay demanda, se cae Europa pero surgen otros mercados



Según el Proyecto Amaranto ICCO, en el mercado nacional existe demanda suficiente que podría ser cubierta por la producción departamental. Pese a la caída de precios, este producto aún es rentable: por cada quintal se gana entre 170 y 200 bolivianos. Por ahora el mercado europeo se cerró, pero se están abriendo nuevas posibilidades: Brasil y otros países circundantes. Hay dos nuevas variedades de amaranto; una de ellas permitiría dos cosechas al año.

Un convenio fomentado por el Proyecto Amaranto ICCO daría un impulso a la clasificadora de granos de Tomina y permitiría generar un valor agregado de entre 50 y 60 bolivianos. Chuquisaca, que es donde se concentra el 75% de la producción nacional, está en condiciones de quintuplicar su producción, considerando que pese a la caída de precios, el amaranto continúa siendo rentable. Aunque todo dependerá, en última instancia, del mercado.

“Es uno de los cultivos más rentables, inclusive sobre la papa, sobre el maíz, que son tradicionales en la zona. Entonces, si hubiera mercado, con seguridad que los productores estarían sembrando más amaranto”, dice Martín Morales, coordinador del Proyecto ICCO, que funciona con financiamiento del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) bajo la administración del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Se refiere a estos temas en una entrevista concedida a CAPITALES después de que el alcalde de Tomina, Germán Sifuentes, expresara a CORREO DEL SUR su preocupación respecto a la falta de apertura de mercados y los bajos precios de este producto altamente nutritivo.

Contrabando
“En Bolivia tenemos mucha competencia de productos de la India y de Perú, sobre todo; muchos de ellos entran por contrabando, lastimosamente, y distorsionan el mercado nacional en el tema de la oferta del amaranto orgánico de la India y del Perú. Pero desde el Proyecto (Amaranto ICCO) estamos haciendo un esfuerzo bastante grande para consolidar acuerdos comerciales entre productores y empresas”, informa Morales a este suplemento.

Dice que “hemos identificado que en el mercado interno existe la suficiente demanda de grano que podría ser cubierta tranquilamente por la oferta que tenemos en el departamento, lo que nos permitiría negociar precios, cantidades, condiciones de venta”.

Por eso, luego de hacer notar el problema de la falta de promoción de la planta clasificadora de Tomina, el Proyecto Amaranto ICCO decidió impulsar un convenio no solo para superar este inconveniente, sino para generar un valor agregado al producto.

“…estamos muy en cercanía con los funcionarios de la UNEC y estamos a puertas de firmar un convenio, precisamente, para promocionar el funcionamiento de esta planta. El acercamiento más grande que tenemos es con productores que tienen certificación orgánica de Mojocoya”, enfatiza Morales.

El Proyecto ICCO, organización internacional de cooperación holandesa para el desarrollo, trabaja además con productores de otros siete municipios del norte y el centro de Chuquisaca: Tomina, Sopachuy, Azurduy, Tarvita, El Villar, Padilla y Alcalá.

Rentabilidad
El especialista aclara que, hablando de beneficios, por cada quintal el productor gana aproximadamente entre 170 y 200 bolivianos.
Producir esa cantidad de amaranto, hoy, demanda una inversión de 250 a 280 bolivianos y el precio de venta, este año, oscila entre 450 y 480 bolivianos.

El desaliento de los productores puede deberse a que el anteaño pasado vendieron el quintal a 1.000 e inclusive 1.200 bolivianos. Pero, hoy en día, su trabajo continúa siendo rentable.

Mercados
Con relación a los compradores, hasta ahora fueron dos los principales: Saité e Irupana. Morales hace notar que a diferencia del año pasado, cuando se registraron compras de volúmenes más grandes, “en la campaña 2014-2015 no ha habido una demanda de amaranto a nivel de las empresas que venían adquiriendo este producto”.

Irupana está empezando a comprar (recientemente casi 900 quintales de amaranto orgánico de Mojocoya), mientras que la Saité (entre convencional y orgánico) hizo adquisiciones esporádicas en el área.

Esto, en criterio del experto, hizo que los productores no tuvieran la seguridad del mercado que sí vieron en otras campañas.

Exportación
“Se nos ha cerrado el mercado de Europa, por las restricciones que tienen. Estamos haciendo prospecciones del mercado de Brasil, muy interesantes; hay una posibilidad de mercado por la cantidad de habitantes que tiene ese país y podría ser la alternativa de exportación de este tipo de granos”, dice Morales respecto a la exportación de amaranto chuquisaqueño.

Por lo pronto, Brasil solicitó 90 toneladas de prueba, cantidad que representa el 25% de la producción total del departamento (375 toneladas anuales) y que sería apenas una muestra de todo lo que podría comprar el país más grande de Sudamérica. “Estamos tendiendo a sacar el producto a mercados circunvecinos”, agrega el responsable del Proyecto Amaranto, para luego mencionar que existen buenas perspectivas de exportar también a Chile y Argentina.

Dos nuevas variedades a prueba
Además de la conocida variedad denominada “Oscar Blanco”, hay dos nuevas que actualmente se difunden desde el Proyecto Amaranto ICCO: la Pukara y la Tomina (ambas en fase de pruebas industriales, donde se verá la diferencia), con un trabajo previo del PIC (Programa de Innovación Continua) - Cosude (Cooperación Suiza en Bolivia), a través del CDC (Consejo Departamental de Competitividad).

“Estamos teniendo excelentes resultados con la Pukara, una variedad muy precoz (de ciclo corto), que está ya cosechándose (pese a que la Oscar Blanco está en panoja), muy promisoria”, explica Martín Morales, coordinador del Proyecto Amaranto ICCO, al indicar que esta variedad permitiría dos cosechas al año porque es de 90 días.

La Oscar Blanco, con un proceso probado de industrialización, tiene amplia difusión y se utiliza para tostado, pito, turrones, etc. “Si es que existiera una tendencia similar a la Oscar Blanco, con seguridad que la difusión de la Pukara va a ser mayor”, pronostica el especialista.

El ciclo de producción del amaranto
La campaña del amaranto comienza con la preparación de suelos en noviembre y la siembra (una sola al año) se la realiza hasta enero, por lo que tiene un ciclo de cultivo corto, y finaliza entre mayo y junio con la trilla y la posterior cosecha.

Chuquisaca, más que de suelo, presenta condiciones de clima propicias para el amaranto, por eso el 75 por ciento de la producción nacional se concentra en este departamento.

“Por ejemplo tenemos una comunidad denominada Pukara, en el municipio de Tomina, que se ha constituido en un punto interesante de estudio porque tiene las condiciones de humedad adecuadas para este cultivo”, dice el coordinador del Proyecto Amaranto ICCO en Sucre, Martín Morales, al explicar que debe haber la humedad justa en el momento de la germinación y sequedad en el periodo de la cosecha. “Eso hace diferente a Chuquisaca de otros lugares”.

De haber humedad a la hora de la germinación, el grano tiende a volverse amarillo.
Pukara y Mojocoya son las áreas más convenientes para esta producción.

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