Uno de los pilares fundamentales en la producción bovina bajo condiciones tropicales es la alimentación en base a pasturas y otras fuentes forrajeras. El bovino, conforme a su clasificación taxonómica y zoológica, es parte de los rumiantes, seres dotados de un aparato digestivo totalmente particular compuesto por cuatro estómagos, cada uno de ellos con una función diferente. Este detalle de su anatomía hace que los rumiantes sean capaces de convertir alimentos con alto contenido de fibra, a través de su sistema monogástrico, a diferencia del ser humano que no tiene capacidad de digerir eficientemente este tipo de alimentos.
¿Por qué deben consumir pasto?
Los pastos (gramíneas) son la base fundamental de todo programa de alimentación en ganadería de trópico, puesto que proveen al animal de nutrientes como carbohidratos, proteína, aminoácidos, minerales y vitaminas, entre otros. Es pues un alimento muy completo pero al mismo tiempo el más económico de toda la dieta para un bovino. Por su parte, los forrajes son también una fuente de este tipo de nutrientes pero en una forma más concentrada, de menor productividad y por tanto de mayor costo que los pastos, aunque igualmente económicos si se compara con alimentos procesados. A partir de la base forrajera producida se determina una carga animal según el consumo de los animales a los que se les va a suministrar, cálculo zootécnico que se conoce comúnmente como “capacidad de carga” de un predio en uso ganadero. Mientras mayor sea la base forrajera disponible (cantidad de alimento total producido), mayor será también la carga animal del predio en uso ganadero. Es por esto que hoy por hoy se hace bastante notorio un creciente interés y al mismo tiempo una alta demanda por el cultivo de pastos de corte, los cuales por su alta talla tienen la capacidad de producir mayor cantidad de pasto por unidad de área destinada a este tipo de cultivos. De ahí que en todo programa de ganadería intensiva se destina parte o el total del área del predio en uso ganadero al cultivo de pastos de corte con fines de alimentación para un determinado grupo de vacunos para la producción de carne, leche o crías en los negocios ganaderos.
Variedades
Entre las principales variedades de pasto que se siembran para el consumo vacuno está la Brachiaria, que es un género de plantas herbáceas perteneciente a la familia de las poáceas originaria de África. En Bolivia las más consumidas son la Decumbens, Mombaza, Tanzania, Gatton Panic y Brizantha. Estos tipos de Brachiaria pueden ser cultivadas a lo largo y ancho del territorio; todo dependerá de la zona donde cada una de estas tienen que ser cultivadas para sacarles el mejor provecho. El médico veterinario zootecnista Roberto Osinaga, especialistas en pasturas de Dow Agro Sciences Bolivia, aseveró que el uso de pasturas es de vital importancia en el desarrollo del ganado vacuno y más aún cuando se quiere tener un hato de calidad. Cuando se habla de recomendar pasturas se debe partir del tipo de suelo que puede haber en las diferentes zonas.
Zona norte
En Montero y Warnes generalmente se utilizan las Brachiarias Decumbens por la gran cantidad de arena que hay en estas zonas, otro tipo de pasto no resistiría. Se debe sembrar Brachiaria por el sistema de enraizado profundo que tiene, ya que es capaz de resistir los fuertes vientos y sobrevivir en suelos sueltos.
Zona sur
En esta zona se debe cultivar una variedad que aguante las sequías y que sea resistente a las heladas. Por lo general se recomienda emplear a Brachiaria Gatton Panic que resiste muy bien a la falta de agua.
Zona este
Para esta zona puede ser pasto de corte alto como las variedades Tanzania o Bombaza como también de corte bajo como el Panicum. El doctor Osinaga recomienda tener cuidado en la siembra debido a las fuerte sequías que azotan esta parte del departamento, por ello aconseja entre un 30% a 40% de Panicum y un 60% o hasta 50 % de Brachiara dentro de una propiedad. Da mejores resultados cuando en una propiedad hay dos variedades. "Hay muchas propiedades que se manejan con un solo pasto pero no son muy productivas y pierden en la terminación del animal , en el engorde. Cada animal de acuerdo a su crecimiento necesita un cierto tipo de nutriente y ese nutriente se lo da el pasto", aseveró Osinaga.
Zona de los valles
Esta zona, a pesar de tener muy poca agua es bien fértil y aunque cuesta mucho encontrar una variedad para sembrar. Generalmente cuesta encontrar un tipo de pasto que se adapte a las condiciones de los valles, sin embargo en países vecinos como Chile y Argentina los productores ya están trabajando con variedades que sí se adaptan a este tipo de clima y terreno. Lo más recomendable para los valles es el uso de leguminosas como la alfalfa que se adapta al clima, a la falta de agua y le brinda los nutrientes suficientes al ganado. En aquellas zonas donde ni el pasto ni las leguminosas pueden producirse se recomienda al productor optar por una alimentación balanceada previa sugerencia de un médico veterinario para poder dar al animal el porcentaje correcto de minerales y vitaminas.
Leguminosas
Las leguminosas son de una familia del orden de las fabales. Reúne árboles, arbustos y hierbas perennes o anuales, fácilmente reconocibles por su fruto y tipo legumbre. Son pasturas de mayor costo, un poco complicadas al momento de adaptarse al clima, tienen mayor nivel de proteína que el pasto y son más consumidas por el ganado. En la zona de los valles la alfalfa es lo más utilizado en la alimentación ganadera pero esta es previamente cosechada de forma manual y puesta en los comederos para los animales.
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