Las cifras que se citan todos los años -al menos desde hace más de cinco, para tomar un parámetro- siempre son las mismas. Bolivia produce alrededor de 2.000 toneladas (t) de ají al año. De ese total, cerca del 90% se produce en Chuquisaca.
El consumo anual de ají, sin embargo, alcanza a las 4.000 t en el país. ¿De dónde viene el resto? De Perú. ¿Ha cambiado la relación en los últimos cinco años? No. Sigue siendo la misma.
Este estancamiento, de acuerdo con los especialistas, se debe a que en Chuquisaca centro, por ejemplo, tecnificar el ají ha sido difícil, sobre todo la cosecha y la poscosecha. El cultivo, además, requiere mucha mano de obra y cada día es más escasa.
Ariel Ayllón, gerente de la Asociación de Productores de Ají y Maní de Padilla (Apajimpa), indicó que hay otros factores, como la sequía del año pasado, que provocan que mucha gente migre a otras comunidades.
Para Ayllón, otro aspecto que no se debe olvidar es que otros cultivos están avanzando a costa del ají, como el maní y el maíz, que tienen precios más atractivos.
“Esos cultivos no requieren manejo en el campo; el del ají, sí. El precio del quintal de maní, actualmente, se vende entre 400 y 500 bolivianos. El quintal de maíz subió en el último par de años debido, principalmente, a la cría de pollos y llegó a alcanzar un costo de más de Bs 100”, sostuvo Ayllón.
Para superar las 2.000 t de ají, los productores consideran que es clave invertir en tecnología de riego y en mejorar los caminos de acceso. /RM -Correo del Sur
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