Con 20 años de experiencia en el mercado local, la empresa nacional Agroindustrias Nativas (Agronat) se prepara para ampliar sus horizontes en octubre, cuando empiece a exportar jugo de sábila a Finlandia, Colombia, Ecuador y Brasil.
Si bien desde hace dos años destina 24.000 litros por trimestre para los mercados de Perú, Italia y Chile, este nuevo desafío significará un incremento en su producción y en las plantaciones de sábila que tiene en 11 comunidades del valle y del altiplano, en las que trabajan 214 agricultores bolivianos.
La sábila o aloe vera es una planta que crece en forma de roseta y tiene largas hojas lanceoladas y carnosas que contienen una sustancia jugosa y gelatinosa con numerosas propiedades medicinales -ayuda a combatir malestares gástricos- y cicatrizantes.
Para probar la eficacia y calidad de su producto, Analía Gonzales, gerente de producción de Agronat, pone lado a lado tres vasos con agua pura y echa cinco gotas de yodo a cada uno, lo que ocasiona que el agua tome una coloración rojiza. Luego vierte una cucharilla de jugo de sábila de otras empresas sobre los dos primeros recipientes y no se nota cambio alguno a simple vista; sin embargo, al poner el producto de Agronat al tercer vaso, el agua vuelve a ser transparente.
“Esto nos muestra que uno debe tener cuidado con este tipo de productos naturales y que la estabilización es determinante para que la sábila no se oxide y no pierda sus propiedades”, explica.
La fábrica
Página Siete visitó la planta de esta industria en la localidad de Huajchilla, Río Abajo, donde se permite el ingreso sólo usando un mandil blanco, un barbijo, una gorra y un par de bolsas que cubran los zapatos.
El lugar alberga a 65 trabajadores distribuidos en diferentes áreas: un grupo se encarga de limpiar las hojas de sábila en bañadores con agua y con ayuda de esponjas, para luego pasarlas a una tina donde se las desinfecta.
Posteriormente, ya en otra sección, otros especialistas extraen el gel del medio de las hojas de forma manual, cortando y pelando la superficie. Este proceso se denomina fileteado, porque se obtiene una pulpa similar a la carne de pescado, pero más transparente.
Cuando se junta determinada cantidad de materia prima, se inicia un proceso de molienda y después se pasa el producto al tanque ultrapasteurizador que tiene capacidad para procesar 1.400 litros en dos horas. La parte verde de la planta que queda se muele y se utiliza como abono para las chacras de aloe vera.
Más allá de procesar la sábila, Agronat se encarga también de hacer los envases y las etiquetas con los que se la comercializa. Para ello cuenta con maquinaria que transforma tubos de plástico en botellas de un litro.
Es un proceso minucioso en el que se verifica constantemente la calidad y la higiene para obtener un producto hecho en Bolivia que puede satisfacer las expectativas en cualquier parte del mundo.
No obstante, nada de esto hubiese sido posible sin la certificación ISO 2200, otorgada la semana pasada por el Instituto Boliviano de Norma y Calidad (Ibnorca), que garantiza que cumplen los estándares de calidad en el ámbito internacional.
“Para exportar a estos países, esta certificación es una exigencia imprescindible, al igual que para llegar a Estados Unidos. Éste es un logro importante para la empresa, porque para obtenerlo nos hemos capacitado y esforzado mucho. Ahora ya no podemos ser de otra manera”, dice Milton Gonzales, gerente de Agronat.
Fueron tres meses de arduo trabajo, en colaboración con la organización internacional Swisscontact, responsable del asesoramiento a los funcionarios de la empresa, durante los que perfeccionaron el proceso de elaboración de sus productos hasta obtener muestras con calidad de exportación.
Régula Chávez, directora de Swisscontact, considera que esta empresa demostró tenacidad en el proceso; siguió de cerca el avance de Agronat y fue testigo de su progreso hasta conseguir una certificación que ninguna otra empresa tiene en el país.
“Esto es un testimonio de que en Bolivia se pueden hacer productos de calidad, porque hay el emprendimiento y la capacidad para llegar a la excelencia”, asevera Emilio, representante del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), institución que financió este proyecto.
A pesar de la buena acogida de este producto natural en el mercado extranjero, Gonzales admite que el mayor ingreso lo reciben de las ventas en Bolivia, donde distribuyen 30.000 litros al mes.
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