Si los peces no pueden volver a Bolivia... bajo ese titular el portal de la BBC de Londres se hizo eco de la aguda sequía por la que atraviesa el río Pilcomayo y que aquí reproducimos. Las comunidades en Tarija dependen en gran medida de la pesca en el río Pilcomayo. Ahora, la irregularidad de las lluvias ha provocado una rápida acumulación de sedimentos, lo que ha interrumpido los ciclos de vida de los peces, poniendo en riesgo el sustento de estas comunidades.
Estamos en el punto más alto de la temporada de pesca en el sur de Bolivia y decenas de hombres, mujeres y niños se reúnen con grandes expectativas en las orillas fangosas del Pilcomayo.
No hay peces. Con la ayuda de un bote de madera y un par de hombres a quienes el agua les llega a la cintura, la gente de Capirendita, una comunidad indígena weehnayek, lanza una red de pesca a lo ancho del río. En cuestión de minutos, comienzan a tirar de una cuerda y la red comienza a emerger de las aguas marrones.
Los ojos de toda la comunidad revisan la red, en busca de una abundante pesca en la malla, pero muy pocos peces aparecen en la orilla. "Son sólo cinco", dice un hombre, después de colocarlos dentro de una gran bolsa de fibra.
"El año pasado, pescamos 10.000 al día", señaló José Segundo, un líder de la comunidad, compuesta por 220 familias. "Pero ahora ni siquiera mil, lo suficiente para podernos alimentar", lamenta.
Zona crítica. El gobierno declaró a la región del Pilcomayo una zona de desastre nacional. "En primer lugar, necesitamos llevar a cabo trabajos de ingeniería para garantizar el constante flujo de agua", dice Nelson Rodríguez de la Oficina Técnica Nacional de los ríos Pilcomayo y Bermejo.
"La otra opción es la construcción de lagunas artificiales en el territorio boliviano, de forma tal que podamos tener peces allí", añade.
Los comunarios se quejan que antes la pesca era un medio de sustento en la región y ahora apenas ganan 10 bolivianos por pesca.
6.000 Familias en Bolivia dependen de la pesca del sábalo particularmente en Bermejo y Pilcomayo
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