El tránsito es incesante. No hay control en el ingreso de los tubérculos peruanos, cuya demanda es alta.
Papas y cebollas son los principales productos agrícolas que ingresan a territorio nacional desde Perú a través del paso fronterizo de Desaguadero.
Por el contrario, desde Bolivia llegan al vecino país diversos productos, tales como cerveza, fideos, víveres e incluso algunos que ingresan de contrabando, como duraznos al jugo, dentífricos, jaboncillos y otros.
El paso no se controla. A unos metros del puente internacional que separa Bolivia de Perú hay una oficina del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), por cuya puerta pasan a diario cientos de bicitaxis o bicicarretillas con cargas de papas y cebollas. A unos metros del monumento que perpetúa la memoria de Miguel Grau, en la banda peruana, hay cuando menos 20 camiones de alto tonelaje permanentemente estacionados.
Uno termina de descargar su contenido, se va y su espacio es cubierto por otro. Traen productos agrícolas con destino al mercado nacional. Se acercan las bicicletas y suben una carga. De inmediato recorren los 100 metros que separan ese punto de territorio nacional e ingresan en Bolivia sin el menor control.
Después de dejar su contenido en Desaguadero-Bolivia, vuelven al Perú a la carrera. Es que por cada viaje ganan cinco soles.
LA MERCADERÍA SALE DE BOLIVIA. El informante no quiere dar su nombre, pero es propietario de un almacén cerca de la frontera. “¿Sabe qué pasa? De Perú vienen pocas cosas, pero de Bolivia es de dónde sale la mayor parte del comercio”.
Cerveza en botella, fideos, galletas, aceite, azúcar, harina y hasta productos chilenos y brasileños que llegan al país, de contrabando o legalmente, son llevados constantentemente a Perú.
12 bolivianos cobran los ciclistas que trasladan las cargas de los vegetales desde Desaguadero a Bolivia.
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