Aporte: Las autoras del libro que se presenta esta noche buscan dar realce a éste y a otros “picantes” descubrimientos.
“¿Cómo es que nadie sabe?”, se preguntaron Rita del Solar y Lupe Andrade, mientras escribían ¡Ají! Regalo de Bolivia al mundo, el libro que presentarán a las 19.00 en El Arcángel, de La Paz, y que incluye datos de valor científico, gastronómico, cultural y medicinal sobre esta especia originada en Bolivia.
El “verdadero padre de este libro”, como dicen las autoras sobre Fernando Illanes de la Riva —vicepresidente de la Fundación Sol-y-des, que auspicia la publicación—, se topó años atrás con Peppers-Una historia de búsquedas picantes, de Amal Najad, en un estante de libros usados, en Estados Unidos.
“¡Cuál sería mi sorpresa al leer que este delicioso condimento que tanto amamos los bolivianos se originó precisamente en Bolivia!”, relata Illanes en la obra que se presentará esta noche.
“No lo hemos descubierto nosotras, pero nos hemos enterado y hemos querido darle más realce porque nadie sabe que el ají de todo el mundo es de Bolivia”, cuenta la escritora, periodista y columnista Lupe Andrade. “Tenemos que hacerlo una marca nacional… Cómo no vamos a hacer publicidad de algo nuestro”.
“La afirmación—esto es lo importante— no es un exabrupto chauvinista, es el producto de investigaciones (…) del cuidadoso rastreo genético, el desentrañamiento de ADN y germoplasma realizados por el científico Hardy Eshbaugh”, relata Carlos Mesa, en El verdadero país de las especias, artículo que presenta este libro.
El hallazgo, cuenta Andrade, se hizo a raíz de los paleobotánicos, especialistas que buscan las variedades más antiguas de las plantas, “porque es muy valioso para ellos combinar el ADN de ésas con las más modernas, porque las hace más resistentes. Entonces, buscando las plantas más antiguas han venido a dar a un lugar en Bolivia, un triángulo más o menos entre Cochabamba y Chuquisaca (…) Ahí encontraron las plantas más antiguas y verificaron que éste es el lugar de origen (…) de la ulupica silvestre”.
El ají se extendió “a través de las aves y los vientos, que lo llevaron a Perú y a toda América. Pero ya con Cristóbal Colón se fue hacia Europa, Asia y África”, explica Rita del Solar.
Durante dos años, Andrade investigó trabajos de profesores universitarios y botánicos de universidades de Inglaterra, Estados Unidos e India. “De modo que éste es un tema científico, no es algo que nos hemos inventado”, asegura ella.
El libro también incluye hallazgos sobre las propiedades medicinales y los usos culturales de esta especia boliviana.
“El ají tiene más vitamina C, por peso, que las naranjas; más caroteno que las zanahorias (…) Hay estudios que demuestran que lo están utilizando como anestésico para uso dental y para enfermedades como el herpes zoster, con cremas hechas en base al ají, que es lo único que calma el dolor”.
Andrade cuenta que el ingrediente activo del ají es la capsaicina, que se usa para tónicos capilares. “Se están haciendo estudios (…) para demostrar que podría servir para detener el cáncer de próstata en los hombres (…) o que podría hacer encoger los tumores cancerosos”.
Otro de los hallazgos del estudio es que “los kallawayas lo usan en la medicina natural para curar las úlceras y para curar la depresión o lo que llaman el susto”. Andrade también incluyó explicaciones sobre el papel cultural del ají entre los incas, para quienes era un semidiós.
Como escribe Ramón Rocha en el libro: “La conquista derrumbó tres grandes imperios: el azteca, el maya y el incaico, pero nada pudo contra un Soberano que jamás arrió banderas ni declinó el cetro del Nuevo Mundo: Su Majestad el Ají”.
Recetas del mundo hechas con ají
La experta en gastronomía novo-boliviana (comidas con ingredientes bolivianos y extranjeros) Rita del Solar, autora de varios libros, ofrece en ¡Ají! Regalo de Bolivia al mundo “recetas de cada uno de los sitios adonde ha llegado nuestro ají”.
Mermelada de locotos, picana navideña, pucacapas de los “wistus”, fricasé con mote de maíz y empanadas salteñas de media mañana son sólo algunas de las recetas del libro, que también incluye platos de Tailandia, Corea, China o Perú, por citar sólo algunos países.
“Los ajíes en Bolivia vienen en todo tamaño: desde diminutas ulupicas de pocos milímetros hasta largos ajíes de casi veinte centímetros”, se explica en la obra.
“El ají ha entrado con tal fuerza en el mundo, porque es lo que le da el sabor (…) Todo lo que no tiene ají es medio soso. Hay hasta chocolates con ají. En Cuba y Suiza (…) no tiene que ser muy picante, pero el gusto que da es buenísimo”, cuenta Del Solar. Al igual que sus otros libros, éste se escribió en español, con su traducción en inglés, “para que la increíble riqueza de Bolivia se conozca”, afirma la autora.
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