viernes, 31 de julio de 2015

EN LA REGIÓN DEL CHACO CHUQUISAQUEÑO Investigación recupera 120 especies nativas forrajeras


COLOQUIO

Beisa 3 organizó un coloquio internacional ayer, para compartir resultados de sus investigaciones que desarrolla en cuatro municipios del Departamento.

El pastoreo del ganado vacuno por ramoneo no tiene otra alternativa que regenerar el bosque y la única posibilidad es cerrar determinadas áreas para evitar el pastoreo permanente de los animales. En ese sentido, el proyecto Beisa 3, como resultado de una investigación bajo el sistema de cerramientos eléctricos, logró recuperar 120 especies forrajeras que, en un futuro próximo, mejorará la calidad de alimentación del ganado vacuno.

El responsable del componente Agroforestería Beisa 3 de la Universidad San Francisco Xavier, Manuel Jiménez, informó que el pastoreo permanente del ganado vacuno en espacios deforestados para la producción agrícola y la explotación maderera, son dos elementos que provocan la degeración de suelos en la región del chaco chuquisaqueño o en sectores donde el pastoreo de la ganadería es por ramoneo, es decir, se alimentan de plantas.

De hecho, estas condiciones impiden que las plantas forrajeras se desarrollen y cada vez las posibilidades de alimentación para el ganado vacuno sean menores en cantidad y calidad.

Ante estas circunstancias, dijo Jiménez, el Componente de Agroforestería Beisa 3 arrancó con la investigación cerramiento de parcelas para recuperar especias forestales nativas en la comunidad de Iripití del municipio de Villa Vaca Guzmán.

Explicó que los cerramientos de las parcelas motivo de investigación se realizaron con cerco perimetral eléctrico y al cabo de 17 meses de investigación, los resultados arrojaron 120 especies nativas recuperadas.

Jiménez aseguró que este es el único sistema que se puede utilizar para recuperar la riqueza de los suelos de zonas boscosas y que la utilización de los cercos perimetrales eléctricos no son caros porque funcionan con paneles solares y son mucho más baratos que los cercos con alambre de púa.

Recordó que actualmente una cabeza de ganado vacuno necesita entre 15 y 20 hectáreas de zona boscosa para alimentarse, mientras que con la recuperación de especias forrajeras nativas se puede llegar hasta ocho hectáreas, pero esa superficie se puede reducir mucho más.

El responsable de la investigación dijo que el trabajo se realizó conjuntamente la Municipalidad de Villa Vaca Guzmán y en vista de los buenos resultados se piensa extender a otras regiones del Departamento, para que más productores ganaderos apliquen este sistema de recuperación de especies nativas forrajeras.

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