Hace mucho tiempo no existía el sexismo. Los humanos, recién aparecidos, no discriminaban a un compañero o compañera según la tarea. Al menos, eso es lo que muestran los estudios realizados por una pareja de antropólogos que indican que el sexismo es una cosa moderna poco práctica.
Según su hipótesis el sexismo es una consecuencia molesta mientras que la igualdad es una medida evolutiva para promover la mayor oportunidad de éxito. Esta hipótesis fue diseñada a partir de las evidencias que apuntan a cómo nos comportábamos en el comienzo de nuestra historia.
Si el sexismo juega una carta en contra de la humanidad, ¿por qué lo desarrollamos? Según los paleontólogos, el sexismo apareció con el sedentarismo, es decir, cuando comenzamos a cultivar.
Los investigadores han observado muy de cerca a algunas pequeñas tribus del Congo y Filipinas, anotando cuidadosamente las diferencias entre las relaciones y el tipo de tribu.
Con esta información, comprobando si eran cazadores recolectores o agricultores y midiendo las redes de relaciones que mantienen, desarrollaron las bases de un modelo informático. Tras esto, comenzaron a rebuscar en las evidencias paleontológicas, encajando las piezas y rellenando el espacio faltante con el modelo. Y el resultado fue sorprendente. En las tribus de cazadores y recolectores existe la igualdad.
Deciden por igual
No hay sexismo. Es decir, la mujer y el hombre deciden por igual y con los mismos derechos. Sin embargo, en las tribus de agricultores suelen haber tendencias sexistas (normalmente machistas), separando culturalmente a ambos géneros.
Con esta información, solo tuvieron que comprobar la evolución de los restos paleontológicos y comprobaron que en el comienzo del Homo sapiens sapiens existía, predominantemente, la igualdad, unida a una sociedad de cazadores.
Los investigadores creen que esta diferencia cultural se debe al hecho de poder acumular recursos que permite el sedentarismo
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