Más de 300 familias de 25 colonias de Caranavi fueron capacitadas en la producción de cinco alimentos para el autoconsumo y también para generar ingresos económicos. Así, este municipio yungueño cambia su vocación monoproductiva, que siempre estuvo orientada al café.
Frijol, hortalizas, miel, achiote y yerbas aromáticas son los productos en los que los pobladores fijaron su atención, gracias al proyecto de Mejoramiento Nutricional y Seguridad Alimentaria financiado por Green Mountain Coffee e impulsado por Save the Children y otras organizaciones .
“En Caranavi, en el área rural, al menos el 30% tiene problemas de inseguridad alimentaria severa y esto se debe a muchos factores. Es por eso que buscamos diversificar la producción del municipio para contrarrestar esta inseguridad y también diversificar el ingreso económico de las familias”, explicó ayer el coordinador del proyecto, Willams Zavaleta.
El plan fue ejecutado entre marzo de 2010 y mayo de 2012. Los resultados fueron presentados ayer.
“El agricultor de Caranavi ya no es objeto de política social; es un sujeto de política económica”.
Los productos
De acuerdo con los impulsores del proyecto, la creación de la microempresa de producción de miel Tómala arrojó interesantes resultados y mejores perspectivas.
En ella participaron más de 200 familias de dos cantones de Caranavi, Entre Ríos y Chijchipani, y las posibilidades crecieron. “Gracias al trabajo de articulación con la Alcaldía (de Caranavi) ya son seis cantones en los que se capacita para ampliar el trabajo”, dijo Zavaleta.
Añadió que actualmente la miel Tomalá tiene un mercado local que funciona con eficacia y próximamente entrará en los supermercados ecológicos.
Pero la producción del achiote tuvo mejores resultados en términos económicos, en comparación de los otros cuatro productos, según las conclusiones del proyecto.
La semilla del achiote es un colorante natural utilizado en una diversidad de comidas; incluso es empleado en ciertos productos cosméticos.
El proyecto capacitó en este rubro a 270 productores y además les dotó de herramientas de trabajo. Los beneficiarios pagaron el 50% del precio de éstas.
Al finalizar el proyecto se alcanzó un total de más de 617 mil bolivianos por la comercialización de los cinco productos. El 90% de dicho monto es por la semilla.
“El achiote es de exportación, va a Argentina y países de Europa”, resaltó Zavaleta.
En cuanto a las yerbas aromáticas, 93 familias fueron capacitadas en su producción. Esto dio un resultado del 2,4% de la total de la ganancia.
La producción y comercialización del frijol y las hortalizas dieron como resultado más de 5.000 bolivianos.
“Estamos satisfechos. La inversión que hemos implementado está por encima del millón de dólares y hay buenos resultados”, resumió.
El proyecto no sólo apuntó a mejorar la seguridad alimentaria, sino también a reducir la desnutrición a través de un mayor ingreso familiar y mejores prácticas de salud. Un total de 800 familias fueron beneficiadas.
“El agricultor de Caranavi ya no es objeto de política social; es un sujeto de política económica”.
Willams Zavaleta, coordinador
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