El maní es uno de los ingredientes más destacables de la gastronomía boliviana, no solo por su agradable sabor sino también por sus propiedades benéficas para la tierra y la salud humana.
El maní es utilizado como abono orgánico dada su capacidad de fijar nitrógeno atmosférico al suelo. Además, por su alto índice de cobertura foliar, se usa para evitar la erosión y como medio biológico de control de malezas, principalmente en cultivos como sorgo y maíz, según el estudio de mercado de Fundación Valles Maní en Bolivia, el primero de su tipo en el país.
“En la raíz tiene nódulos que son abono natural”. La planta “agarra en sus hojas oxígeno y nitrógeno y los deposita en la raíz”, que a su vez los deja “en el suelo”, el cual “ya no requiere de fertilizantes para cultivar (después) otros productos”, coincidió el productor Mario Arrázola.
El fruto es también una importante fuente de proteínas, por lo que es necesario preservar la producción, por “seguridad alimentaria”, afirmó Miguel Ángel Fiorilo, técnico de fundación. Según el documento de la institución, el grano es muy nutritivo, tiene aceites, proteínas, ácidos grasos y aminoácidos que ayudan a prevenir enfermedades cancerígenas, cardiovasculares y de hígado, además de tener cualidades antioxidantes.
Estudios de investigadores estadounidenses coinciden en que su consumo incrementa los valores de magnesio, folato, fibra, cobre, vitamina E y el aminoácido llamado arginina, todos los cuales ayudan a prevenir las enfermedades al corazón.
POTENCIAL. La semilla, además, tiene resveratrol, un antioxidante con la capacidad de seleccionar células cancerígenas y destruirlas; posee grandes cantidades de betasitosterol (SIT), el cual protege de cánceres al colon, seno y próstata; es una rica fuente de ácido oleico, que ayuda a la salud cardiovascular y al hígado; e incrementa los valores de magnesio, folato, fibra, cobre, vitamina E y arginina, todos los cuales ayudan a prevenir las enfermedades del corazón.
El maní, asimismo, es rico en antioxidantes, los cuales son necesarios para el funcionamiento del sistema inmunológico; sin embargo, si la semilla tiene problemas sanitarios puede también destruir las células vivas del cuerpo, alterar el colesterol, crear óxido y endurecer las arterias.
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