lunes, 27 de enero de 2014

Demanda impulsa la producción de frejol y crecen las perspectivas de mercados



Mientras en Santa Cruz y otros distritos del país una parte de pequeños porcicultores aprovecha el frejol para alimentar y engordar cerdos, en Brasil, Colombia, España y Japón el grano ‘made in Bolivia’ es privilegiado por su alto contenido en proteínas, fibra y minerales, además por su color, tamaño y forma.

Cabalmente el aumento de la demanda de grano y los altos precios que rigen en el mercado global -la tonelada vale de $us 800 a 1.000-, motivó la expansión de la frontera agrícola de frejol que de 2010 a 2013 trepó de 56.522 a 60.000 hectáreas en el país. Un 85% (51.000 hectáreas) se producen en Santa Cruz, según registros del Instituto de Investigaciones Agrícolas (IIA) El Vallecito, dependiente de la Uagrm.

En igual periodo, la producción también registró un aumento. Escaló de 67.826 a 72.000 toneladas.

Investigaciones del Programa Frejol (IIA) El Vallecito dan cuenta de que pese a que Bolivia es el octavo país productor de frejol en el mundo el consumo per capita, por año, en el país alcanza a 300 gramos. En Brasil, el promedio es de aproximadamente 20 kilos; en México 18, Chile 12, Cuba 10 y Colombia 3.

Es esta relación numérica, el bajísimo interés de consumo y la falta de políticas que incentiven el consumo de frejol en el país, a decir de la Asociación de Productores de Frejol (Asoprof) Santa Cruz, empujó a los cultivadores a exportar el 90% de la producción a Brasil, España, Japón y Colombia y otros mercados del contexto global. En Bolivia se consume un 10%.

Según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), con datos del INE, hasta noviembre de 2013, las exportaciones de frejol a unos 15 países de los cinco continentes alcanzaron 36.932.743 toneladas por valor de $us 39.637.986 millones.

De las ocho variedades comerciales que se cultivan en el país, Brasil, que es el mayor demandante de grano, privilegia la compra de negro chané y carioca mairana; Colombia, rojo oriental y blanco othebo; España, blanquiscal; y Japón, en pequeños volúmenes compra blanco othebo y carioca mairana.



Limitaciones para la expansión del cultivo

Los inconvenientes para acceder a tecnología en la temporada previa y después de la cosecha frenan la expansión del cultivo de frejol en la región y el país.

Las variedades sembradas en Bolivia no permiten realizar la cosecha mecanizada por tener la inserción de las primeras vainas muy cerca del suelo. Por eso la mayoría de los productores recurre a jornaleros para realizar este proceso de forma manual. Otro factor que limita la producción son las plagas

Clasificando granos mantengo la economía familiar. Somos un eslabón más en la cadena productiva del frejol
Leonora Urpana - SELECCIONADORA DE GRANOS

300 agricultores son los que cultivan frejol en zonas productoras del norte y de los valles cruceños

51.000 hectáreas se cultivaron en Santa Cruz, que representan un 85% de la producción nacional

20 quintales es el rendimiento promedio por hectárea. El quintal vale de Bs 280 a 470, dependiendo de la variedad

— Investigaciones científicas en El Vallecito ­—

Apuntan a semillas y mecanización

El Instituto de Investigaciones Agrícolas (IIA) El Vallecito, brazo operativo técnico de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Uagrm, trabaja en la búsqueda de variedades de semillas biofortificadas con hierro y zinc y tolerantes a la sequía en toda la gama de colores de frejol que se cultivan en el país y en el perfeccionamiento de plantas con tallos erguidos que alcancen los 12 centímetros para aportar en la mecanización de la cosecha de frejol.

En ese contexto, los investigadores del Programa Frejol del IIA El Vallecito, Víctor Choque y José Padilla, indicaron que el 85% de las variedades que se cultivan en Bolivia fueron desarrolladas en el centro de investigación de la Uagrm. Indicaron que ahora mismo trabajan en el desarrollo de semillas tolerantes a la sequía en todos los colores, aptas para la cosecha mecanizada y con calidad nutricional.

En su oferta semillera el IIA El Vallecito lanzó al mercado las variedades blanco othebo y negro bonito, que son tolerantes a la sequía y las biofortificadas con hierro y zinc fortaleza y negro sen.

En el caso de estas dos últimas, Choque y Padilla aclararon que el fin del desarrollo de estas variedades no es comercial, sino social. Refirieron que apunta a garantizar la seguridad alimentaria de comunidades campesinas y originarias del país


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